El derecho a una educación de calidad, tal como lo establece la Constitución dominicana, está en peligro en el barrio 27 de Febrero del Distrito Nacional. En esta área, los niños y adolescentes carecen de una escuela con condiciones adecuadas para su desarrollo integral.
La Escuela Básica Héctor José Díaz, situada en la calle Luis Reyes Acosta, no está en condiciones de ofrecer a los más de 300 estudiantes que la asisten una educación que promueva su crecimiento en diversas áreas, ya que no cuenta con espacio para actividades culturales, deportivas o recreativas.
La directora del centro educativo, Dorka Rocío Báez, destacó que las condiciones de enseñanza son desfavorables y que, debido a la falta de espacio, deben rechazar la inscripción de nuevos estudiantes. Explicó que la infraestructura de la escuela es un espacio alquilado por el Ministerio de Educación (Minerd), con capacidad para 60 estudiantes, pero que, en ocasiones, se atienden hasta 175 por turno. A pesar de que las aulas están diseñadas para 12 estudiantes, los maestros deben enseñar a 27.
«Los estudiantes no pueden moverse dentro del aula porque están amontonados. A veces, para salir, tienen que subirse a las sillas. Los maestros tampoco pueden recorrer las filas para observar el trabajo de los estudiantes», señaló la directora.
Dorka Rocío Báez mencionó que el personal docente hace todo lo posible para ofrecer una educación de calidad, pero que es necesario contar con un espacio más amplio. En cuanto al futuro de los estudiantes, expresó que la falta de espacio adecuado refleja las limitaciones del entorno donde crecen: «Los estudiantes vienen de hogares con espacios reducidos, donde la calle es el único lugar de esparcimiento y donde no tienen un sitio adecuado para estudiar y desarrollarse».
Durante el evento “Listín en el Barrio”, organizado por la Coordinadora de Organizaciones Barriales Don Bosco (Codonbosco) y presidido por Miguel Franjul, director del diario, se discutió la urgencia de construir una nueva escuela en el barrio 27 de Febrero. Padres y representantes de juntas de vecinos solicitaron que se construya una escuela en la zona, pues la distancia a otras instituciones educativas ha llevado a muchos a no enviar a sus hijos a clases.
«La demanda de estudiantes excede la capacidad de las escuelas en la zona», comentó Dorka Rocío Báez.
La Escuela Básica Héctor José Díaz ha enfrentado dificultades durante años. En 2021, el Minerd trasladó el centro educativo a su ubicación actual debido al deterioro de la infraestructura anterior, que consistía en una casa de zinc con pupitres y pizarras en malas condiciones. Cuatro años después, los estudiantes siguen recibiendo una educación limitada en un nuevo espacio, pero no mucho más adecuado.
Por otro lado, la falta de infraestructura adecuada también contribuye a la deserción escolar, ya que muchos estudiantes abandonan los estudios para involucrarse en actividades delictivas. La ausencia de medidas de seguridad en las escuelas ha dado lugar a la formación de pandillas, que afectan negativamente a los estudiantes, especialmente a los más jóvenes que son influenciados por compañeros de mayor edad.
El padre de la Parroquia Nuestra Señora de La Altagracia, Francisco Antonio Castillo Montilla, quien también dirige una escuela parroquial con 500 estudiantes, señaló que la situación es preocupante: «Hay pandillas y bandas. Es una consecuencia de vivir en espacios reducidos y rodeados de delincuencia». En respuesta a esta problemática, se han realizado charlas en la escuela parroquial con miembros de la Dirección de Policía Antipandillas para tratar de frenar la violencia y la influencia negativa sobre los jóvenes.