El primer presidente de la historia del país en no ser reelegido ha reaccionado tras las elecciones en la línea de ‘outsider’ excéntrico que ha definido su mandato.
Conocido por su hiperactividad en las redes sociales, Jair Bolsonaro no ha publicado un solo mensaje desde las elecciones del domingo, cuando perdió ante Luiz Inácio Lula da Silva. Su silencio de 44 horas mantuvo en vilo al país ante la amenaza de que no reconociese los comicios. Los ánimos se fueron relajando a medida que sus aliados iban aceptando su derrota, y él se arrinconaba políticamente.
Al final claudicó, pero sin aceptar explícitamente que perdió la batalla. Tampoco mencionó a Lula. ¿Enfado de mal perdedor o estrategia? ¿O ambas cosas?
Bolsonaro, el primer presidente de la historia del país en no ser reelegido, ha reaccionado tras las elecciones en la línea de ‘outsider’ excéntrico que ha definido su mandato: sin cumplir con la costumbre de telefonear al vencedor de los comicios.
Y hay mucha incertidumbre sobre si querrá estar presente en la ceremonia de toma posesión de Lula el próximo 1 de enero, en la que según marca la tradición deberá colocarle la banda presidencial a su enemigo político en lo alto de la rampa del Palacio de Planalto frente a decenas de líderes de todo el mundo.
«Líder de millones de brasileños»
El excapitán del Ejército perdió por 2,1 millones de votos frente al líder del Partido de los Trabajadores (PT), el margen más estrecho desde la redemocratización del país, con 58,2 millones de votos a su favor.
«Es un honor ser el líder de millones de brasileños que defienden como yo la libertad económica, la libertad religiosa, la libertad de opinión, la honestidad y los colores verdes y amarillos de nuestra bandera», comentó durante su alocución de dos minutos el martes, en medio de los bloqueos de carreteras promovidos por sus partidarios.
Aunque pidió a sus seguidores que no manifiesten su enfado con tácticas de la izquierda, afirmó que los bloqueos «son fruto de la indignación y el sentimiento de injusticia por cómo se dio el proceso electoral». Muchos analistas interpretan este discurso como un apoyo velado a las protestas, que este miércoles se extendieron al frente de los cuarteles del Ejército en varias ciudades a gritos de «intervención militar».
Los resultados de las elecciones generales de octubre muestran que el fenómeno que nació gracias a su fuerte liderazgo y una hábil campaña en redes sociales, el bolsonarismo, está muy lejos de terminar.
Gobernadores de estados importantes como el de Sao Paulo, el más rico y poblado del país, estarán gobernados por bolsonaristas declarados. Además, tanto su formación, el Partido Liberal (PL), como sus aliados, dominan en la Cámara de Diputados y en el Senado.
Eso le dará mucha fuerza para ejercer como alma de la oposición formada por evangélicos, ruralistas y partidarios de las armas, así como otras opciones de derecha, y dificultarle la gobernabilidad a Lula.
Posibilidad de ser preso
«Como figura política, Bolsonaro seguirá siendo relevante. Obviamente, no tendrá la inmunidad parlamentaria que siempre ha tenido. Así que tal vez tendrá que cuidar más la forma en que se comunica», explicòRodolfo Tamanaha, profesor de ciencia política del Ibmec, un centro privado de Brasilia, al portal de noticias Metropoles.
Entre los medios de comunicación está bastante extendida la tesis de que el mandatario ultraderechista reaccionó de esa forma tras los resultados con la intención de recabar el máximo de apoyo popular porque sabe que puede terminar preso.
En agosto de 2021, él mismo dijo que su futuro solo podía pasar por «estar preso, ser asesinado o la victoria (electoral)» y aseguró que la primera de esas opciones «no existía».
Pero el panorama se le podría complicar. Desde el momento en que deje la presidencia, pasará a ser juzgable por la justicia común, que podría ocuparse de al menos cuatro procesos que tiene abiertos en su contra en el Supremo Tribunal Federal (STF). Eso, sin embargo, podría prolongarse años.
La Fiscalía está investigando también las graves denuncias que hizo en su contra la comisión que lo investigó en el Senado por su cuestionada gestión de la pandemia, que dejó casi 700.000 muertos en Brasil debido, según muchos, a su campaña contra la cuarentena o su demora en comprar vacunas.
«El gran representante de la derecha»
El mandatario, que en 2018 sorprendió al mundo al ganar las presidenciales, «será el gran representante de esa derecha que ha emergido en los últimos años», explicó el analista Tamanaha.
Para sus aliados, según la prensa, Bolsonaro tiene todas las papeletas para presentarse en las elecciones de 2026 fortalecido, pero para eso era imprescindible un gesto de pacificación nacional.
«Como presidente de la República y ciudadano, continuaré cumpliendo con todos los mandamientos de nuestra Constitución», dijo en su discurso del martes.
Y agregó: «Nuestros sueños siguen más vivos que nunca».
En ese mismo sentido se manifestó su hijo Eduardo, diputado federal: «Bolsonaro será un líder de la oposición, tendrá tiempo de sumergirse en las elecciones a la alcaldía, formar una base y volver fuerte para 2026. Aunque no haya dicho nada al respecto, estas son cavilaciones factibles. Tenemos que pensar en el día siguiente». RT EN ESPAÑOL