Enciso, al sur de la Rioja, es un pequeño pueblo con un hermoso paisaje en el valle del río Cidacos. Además de sus árboles y naturaleza exuberante, cuenta con un gran patrimonio histórico-artístico: un casco urbano adornado con las ruinas de un castillo medieval (uno de los más antiguos de la comunidad), una iglesia datada del siglo XV y una arquitectura de piedra llamativa que recuerda a Poniente, de Juego de Tronos.
Sin embargo, por lo que más destaca este pueblo no es por nada de lo mencionado, sino por las 1.400 huellas de dinosaurios que se pueden ver caminando por el municipio. Aunque poblaron nuestro planeta hace millones de años, los restos que dejaron en el terreno estas criaturas aún pueden contemplarse de manera inigualable en esta pequeña aldea de poco más de 70 kilómetros cuadrados. En total, cuenta con 7 yacimientos en el trayecto de las localidades de Enciso a Navalsaz.
Los dinosaurios habitaron La Rioja (o el territorio que ahora se llama así) hace unos 130 millones de años, en lo que se conoce como el Mesozoico o Era Secundaria, en el Cretácico Inferior. Tal y como explica el Centro Paleontológico de Enciso, esta zona era una laguna deltaica que se secaba cada cierto tiempo, lo que ocasionaba que las huellas de los dinosaurios se quedaran grabadas en el barro. Luego, la erosión dejó todo aquello al descubierto.
Y ahora, tenemos hasta 110 yacimientos repartidos en 20 términos municipales y distribuidos en tres grandes rutas: Cidacos, Alhama-Linares y Leza-Juberai. Un referente dentro mundial en el campo de la Paleontología.
¿Cómo perduraron tanto tiempo esas huellas? Por el tipo de terreno. En los grandes barrizales que había en aquel momento, un dinosaurio podía pisar el fango y este se endurecía con rapidez al secarse. De esta manera se formaron las huellas fósiles, que aparecieron al quitar los sedimentos. La mayoría de ellas fueron descubiertas en los años setenta y desde entonces se han realizado diversas excavaciones y estudios en la región.
Todas esas investigaciones han proporcionado a los arqueólogos y científicos información vital de estas criaturas del pasado, como si eran herbívoros o carnívoros, si andaban a dos o cuatro patas, su tamaño, la velocidad a la que se movían e incluso algunos aspectos de su comportamiento. Y no sólo eso, junto a las huellas de los dinosaurios también se han encontrado gran cantidad de fósiles de peces, tortugas, cocodrilos y hasta el tronco de un árbol.
Solo en Enciso hay unas 1.400 huellas fosilizadas catalogadas. Pero en la totalidad de la comarca se hallan 10.000 icnitas (huellas) entre el Jurásico superior, hace 150 millones de años, y el Cretácico inferior, hace 100 millones, procedentes de dinosaurios gigantescos, como el temible Baryonyx.
El yacimiento de la Virgen del Campo, a tan solo 400 metros del pueblo, contiene 506 pisadas, entre las que se encuentran varias de un dinosaurio carnívoro y otro herbívoro justo antes de enzarzarse en una pelea. También se puede contemplar las marcas de la piel, arañazos y señales del arrastre de sus colas.
El Yacimiento de la Senoba es otro de los primeros que se estudiaron en la región y contiene 130 huellas, de las que destacan 10 rastros terópodos y 2 ornitópodos, mientras que el Yacimiento de Valdecillo, a 2 kilómetros del puente sobre el río Cidacos, cuenta con con cuatro huellas terópodas, muy visibles y bien conservadas pertenecientes a dinosaurios carnívoros que medían entre 7 y 10 metros de largo. También se hallan en él huellas de una familia de iguanodontes, formada por dos adultos y una cría y, en la parte alta del sendero, las 49 que dejó un dinosaurio saurópodo que caminaba a 4 patas.
Además de estos tres, otros cuatro yacimientos completan todo el recorrido: el de Icnitas, el de El Villar-Poyales, el de Navalsaz y el de la Cuesta de Andorra. Si caminas por ellos lograrás avistar desde 21 huellas terópodas, de los cuales tres corresponden a dinosaurios carnívoros de grandes proporciones, a 20 huellas que corresponden a un dinosaurio bípedo, plantígrado, que camina apoyando toda la planta del pie y no solo los dedos como la mayoría de los dinosaurios.
Incluso hay 138 huellas de ornitópodos. Aunque la joya de la corona son las enormes pisadas de uno de los iguanodontes más grandes de La Rioja. Solo la altura de la pata del dinosaurio era de 5,5 metros, según las investigaciones realizadas.