El lanzamiento del megacohete de Elon Musk en noviembre de 2023 ha tenido un impacto ambiental sorprendente y sin precedentes.
Según un estudio publicado en Geophysical Research Letters, el cohete, el más grande y potente de la historia, provocó un agujero significativo en la ionosfera, la capa más alta de la atmósfera terrestre. Este agujero se extiende por miles de kilómetros y permaneció durante casi una hora.
El impacto ha sido comparado incluso con el del meteorito que cayó cerca de Cheliábinsk, Rusia, en 2013, conocido por su devastador efecto. Las explosiones del cohete no solo destruyeron el propio vehículo, sino que también generaron ondas de choque que viajaron a velocidades supersónicas, exacerbando el daño a la ionosfera.
Nature ha destacado la preocupación de los expertos del Instituto de Física Solar Terrestre en Irkutsk, Rusia, quienes advierten que este tipo de daño podría tener implicaciones significativas para la navegación satelital y el funcionamiento de futuros vehículos autónomos.
La magnitud del agujero en la ionosfera podría afectar la precisión de los sistemas de navegación y comunicación que dependen de esta capa protectora de la atmósfera.