Hay gente que no se da por vencida ante la adversidad. Ni siquiera cuando esa adversidad es haber tirado a la basura el disco duro equivocado, uno con una clave para una cartera electrónica con 8.000 Bitcoins (unos 176 millones de dólares). James Howells es una de esas personas.
La historia de James Howells se remonta a 2013. Aquel año el Bitcoin aún no estaba tan valorado, y Howells acumuló una gran cantidad de la criptomoneda. Para su desgracia, James, que en aquel entonces era técnico informático, tiró el disco equivocado a la basura. La unidad terminó en un vertedero cerca de Newport, en el Reino Unido. Desde entonces Howells ha removido cielo y tierra para tratar de recuperarlo pese a que las autoridades del vertedero no le permiten su búsqueda porque remover basura en un vertedero es peligroso.
En una reciente entrevista concedida a Business Insider, Howells ha revelado su último e infalible plan para recuperar el disco y extraer de él la clave para acceder a sus monedas. El antiguo técnico, que ahora vive de la compra y venta de criptomonedas, ha redactado un complejo plan de negocio que costará la friolera de 11 millones de dólares (6 millones en su versión simplificada).
El plan consiste en contratar a un pequeño ejército de profesionales que extraigan la basura del vertedero en el sector en el que, según los datos de que dispone Howells, está el disco duro. Esa basura (110.000 toneladas) sería procesada a mano y analizada mediante IA en una instalación construida para tal fin hasta encontrar la unidad. El plan llevaría alrededor de tres años e incluye la compra de dos robots Spot de Boston Dynamics que se dediquen a patrullar la zona para alertar de intrusos y examinar el suelo. Howells hasta ha elegido ya el nombre para estos dos perros guardianes: Satoshi, en honor a Satoshi Nakamoto, la primera persona que propuso el Bitcoin en 2008, y Hal, en honor a Hal Finney, la primera persona que recibió una transacción en Bitcoins.
En una entrevista en vídeo concedida a What Next, Howells asegura que ya asegurado parte de la financiación para su plan gracias a dos inversores llamados Hanspeter Jaberg y Karl Wendeborn. El problema es que las autoridades locales no están para nada impresionadas. Howells lleva desde 2014 tratando de convencer al gobierno de Newport de que le permita excavar el vertedero (hoy en desuso, cerrado y cubierto de hierba). Hasta se ha comprometido a donar al ayuntamiento un 25% del valor de la cartera que contiene el disco, pero ha sido en vano.
Las autoridades locales alegan que el proyecto es demasiado arriesgado desde el punto de vista medioambiental, y explican que excavar en el vertedero podría poner en circulación grandes cantidades de materiales tóxicos. Eso por no mencionar la enorme cantidad de metano que liberaría a la atmósfera. Howells confía en que este nuevo y detallado plan de negocio haga cambiar de opinión a los funcionarios.