En una entrevista reveladora con Financial Times, el secretario de Defensa del Reino Unido, Ben Wallace, hizo una advertencia contundente sobre la posibilidad de que su país se vea inmerso en un conflicto a nivel mundial en un futuro cercano.
«Para el final de la década, el mundo será un lugar más peligroso e inestable y la defensa será más crítica para nuestras vidas», destacó Wallace, que agregó que la humanidad está viviendo «el final del período anormal [de paz] posterior a la guerra fría», puesto que se «avecina un conflicto con una variedad de adversarios en todo el mundo». «Tenemos que estar todos preparados para ello», enfatizó.
Por otro lado, el alto funcionario aprovechó para enviar una solicitud al canciller de la Hacienda, Jeremy Hunt, para que se establezca un calendario con el fin de aumentar el presupuesto militar del Reino Unido del 2,1 al 2,5 % del producto interno bruto.
Hunt había expresado anteriormente que el Gobierno británico planeaba incrementar el gasto en defensa con base a la propuesta de Wallace, pero solo «en la medida en que las circunstancias fiscales y económicas lo permitan». Además, prometió el pasado marzo que se le proporcionaría al Ministerio de Defensa alrededor de 13.700 millones de dólares adicionales durante los próximos cinco años.
Según un estudio del Instituto Real de Servicios Unidos, se necesitarán aproximadamente 17.400 millones de dólares en los dos últimos años de esta década para elevar el presupuesto militar al 2,5 % del PIB, así como un gasto adicional por un monto de 52.200 millones de dólares en los próximos cinco años.
Ben Wallace aseguró que el Ejército británico necesita una inversión de manera urgente, argumentando que lleva un retraso de 15 años, por lo que debe «modernizarse». A pesar de que Wallace ha abogado por un aumento del gasto militar y del apoyo bélico para Ucrania, también ha pedido una reducción de personal de las Fuerzas Armadas británicas.
De acuerdo con los planes del secretario de Defensa, se busca eliminar a 9.500 soldados del Ejército, disminuyendo su número a 72.500, el más bajo desde la era napoleónica. Esto se debe a que el desarrollo de nueva tecnología permitirá prescindir de personal. También se pretende reducir la cantidad de tanques de 227 a 148.
«Tenemos demasiada infantería, un legado de las guerras de contrainsurgencia en Afganistán e Irak. Necesitamos más artillería. Se está deliberando si se necesitan tanques de batalla principales», declaró una fuente gubernamental citada por el diario The Times.