Como institución o empresa, esta unión continuará en baja, aunque se vea como una necesidad para tener descendencia o estar acompañado.
Este contrato, antiquísimo por demás, se estableció como un complemento de vida, en una sociedad rápidamente cambiante, cada vez más, se abjura de una relación cuyo objetivo sea la procreación, e incluso, como compañía.
Se admite que tener hijos, es una enorme responsabilidad, especialmente para la Madre, porque durará hasta el final del que desaparezca primero, pero él, pocas veces actúa en consecuencia.
Las mujeres están mejor preparadas para no tener pareja, la herencia machista, sin embargo, le hace creer al hombre que la puede tener a su disposición y control, algo que pocos logran, aunque aparente que si.
En la etapa post parto, el concurso del varón es fundamental, no solo para ayudarla con los cuidados iniciales de la criatura, también acompañándola emocionalmente, eso es letra muerta para ellos.
La mujer es intensa, dominante y cualquier privilegio que tenga lo utilizará para reinar.
El hombre ha ignorado y continúa haciéndolo, la gran capacidad de la hembra en prácticamente todo, lo que no es adquirido, nace con ella.
Son innumerables los detalles para intentar armonía en el matrimonio, pero el que debe poner en práctica acciones que son fundamentales para alcanzarlas, es él.
Lo que más teme el macho, es lo que hoy está más próximo:LA INFIDELIDAD!