Para ser repartidor de Amazon solo hace falta ser autónomo, conducir en coche propio y tener los dedos muy rápidos. Madrileños como Luis García, de 54 años, pasan horas pendientes del móvil para cazar al vuelo las rutas en cuestión a veces de milisegundos. «Hay veces que los veo pasar y no me da tiempo. No sé si habrá trampa», dice este informático autónomo casado y con hijos. Refresca la pantalla de su aplicación Amazon Flex una y otra vez pero cuando aparecen las ofertas algún otro empleado ya ha dado clic.
Este domingo, García dice que tuvo suerte porque atrapó una ruta, un «bloque» en la jerga de Amazon. Muestra 10 paquetes en el maletero de su furgoneta Renault Kangoo después de haberlos cargado en la enorme nave de la compañía en el sur de Madrid. Dice que es un «chollo» porque normalmente le tocan 30 o 40. Tiene cuatro horas para repartirlos y ganará 56 euros brutos de los que tendrá que descontar la gasolina y los gastos de la cuota de autónomo. Al final del mes muchos dicen que pueden embolsarse unos 1.000 euros, una buena paga si lo combinas con otros ingresos.
Amazon recurre este lunes a su flota de repartidores particulares para ayudar a responder a la alta demanda del día con más entregas del año, un millón de paquetes solo en Madrid.
La compañía estadounidense estrenó en España su plataforma Flex en 2017, desatando las críticas de las empresas de paquetería tradicionales porque lo consideraban competencia desleal. Estas empresas de furgonetas alegan que el reglamento de circulación prohíbe hacer repartos comerciales en vehículos de tipo turismo y que Amazon emplea falsos autónomos, como otras plataformas digitales de reparto de comida. Asociaciones de transportistas han protestado a las autoridades desde el lanzamiento del programa Flex y UGT anunció en julio una denuncia ante la Inspección de Trabajo. Dos años más tarde de su estreno en España, Flex sigue operando. Amazon responde que su sistema es acorde con la ley española. Flex lleva operando en EE UU desde 2015.
Las asociaciones de transportistas creen que las administraciones no tienen voluntad de actuar contra el gigante estadounidense, la compañía con mayor capitalización bursátil del mundo.
Antonio Villaverde, presidente de la Asociación de Trabajadores Autónomos, dice que ya les pasó antes con los repartidores particulares que ofrecen sus servicios a las puertas de Ikea. «Los inspectores van, dicen que no han visto a nadie y se marchan», lamenta Villaverde. Dice que en España las autoridades están a favor de la liberalización de muchos mercados, incluso haciendo la vista gorda con los incumplimientos de la ley. Es lo que se ha conocido despectivamente como uberización, en referencia a la competencia que Uber ha hecho a los taxistas. Amazon introdujo Flex en 2015 en EEUU.
En el caso de Amazon Flex sería tan fácil como que un agente de tráfico controlara a los coches particulares que salen cada mañana de las tres naves donde cargan en Madrid, agrega Eduardo Abad, el presidente de otra asociación, la Unión de Pequeños Trabajadores Autónomos.
«Lo hablamos en 2017 con la DGT (Dirección General de Tráfico) y otras administraciones con competencia pero quedó todo en una pataleta», protesta Abad. Dice que la legislación española pretende proteger la seguridad vial. Las furgonetas de reparto profesional tienen rejillas protectoras separando la carga del conductor. También pasan controles anuales adicionales a la Inspección Técnica de Vehículos (ITV).
Los trabajadores de Flex cargan paquetes cada mañana a las afueras de tres naves de Amazon en Madrid, en el distrito madrileño de Vicálvaro, y en los municipios de Getafe y Alcobendas. En otros dos puntos, en los municipios de Las Rozas y Coslada, cargan comida para el servicio Prime Now.
Amazon no ha revelado cuántos trabajadores Flex tiene en Madrid u otras ciudades de España. Los trabajadores Flex son un complemento porque la compañía también contrata a decenas de empresas de furgonetas.
Poco a poco Amazon se ha ido independizando de las grandes empresas de reparto como Seur o MRW. La empresa, que según algunos análisis ya controla casi la mitad de las ventas por Internet con entrega física en España, creó en 2017 Amazon Logistics, una filial especializada solo en la etapa del reparto. Muchas de las furgonetas blancas que circulan por Madrid con productos de Amazon pertenecen a pequeñas empresas de alquiler de furgonetas. Ninguna lleva logo del gigante de Internet.
Amazon tiene tanto poder que está sacudiendo el mercado de la paquetería del mismo modo que lo ha hecho en su tienda on line, advierte Abad. Muchos productores y comerciantes que venden en Amazon dicen ser víctimas de guerras de precios y competencia desleal. Todos acaban perdiendo y solo gana el gigante. «Es un monopolio peligroso», advierte Abad. «Se están quedando con todo, las ventas y el reparto».
Muchos repartidores de Amazon Flex son matrimonios o parejas que se ayudan en la ruta. Uno entrega el paquete y el otro vigila el coche, muchas veces cargado de paquetes en los asientos traseros.
Para españoles en paro e inmigrantes recién llegados con recursos para invertir en un coche Flex ha resultado ser una buena oportunidad de generar ingresos. La compañía promociona el servicio con mensajes que atraen a muchos: «Consigue ingresos adicionales, sé tu propio jefe y define y planifica tu horario», dice en la web. Como máximo pueden trabajar 24 horas a la semana.
Erik Araujo de Souza, de 38 años, fotógrafo en Marbella entre mayo y septiembre dice que Flex le permite en cuatro horas al día ganar unos ingresos extra para mantenerse el resto del año. Gana entre 900 y 1.000 euros netos dependiendo del costo de la gasolina. Es lo mismo que ganaba en un gimnasio trabajando 40 horas. «Es cómodo y sencillo. Estoy satisfecho», dice él.
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El reparto de un millón de paquetes, desde distintos puntos de vista:
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