Documentos de la corte revelados el viernes muestran que en el allanamiento del FBI a la residencia de Florida del expresidente Donald Trump, los agentes encontraron varios archivos altamente clasificados.
El allanamiento es solo el episodio más reciente en el que el exmandatario juega al gato y al ratón al abusar de información clasificada.
Como presidente, Trump tenía el poder para desclasificar información sensible de forma unilateral. Pero algunas de sus acciones tomaron por sorpresa a la comunidad de inteligencia estadounidense.
El 30 de agosto de 2019, el expresidente tuiteó lo que se cree era una imagen clasificada en alta resolución de un sitio de lanzamiento de cohetes iraníes.
«Los Estados Unidos de América no están involucrados en el catastrófico accidente durante los preparativos del lanzamiento final del Safir [Vehículo espacial] en el sitio uno de lanzamiento Semnan, en Irán», escribió Trump.
El 10 de mayo de 2017 Trump se reunió con el ministro ruso de Asuntos Exteriores, Serguéi Lavrov, y con el embajador Sergey Kislyak en la Oficina Oval de la Casa Blanca.
Durante la reunión, Trump reveló a los dos funcionarios rusos información de inteligencia recibida por Estados Unidos de un aliado de medio oriente, sobre un plan del Estado Islámico.
La información que era altamente clasificada, resultó que provenía de Israel, lo que generó la molestia de ese país, de acuerdo con reportes de medios.
En abril de 2017 Trump le dijo al entonces presidente de Filipinas, Rodrigo Duterte, que dos submarinos nucleares se localizaban frente a la costa de Corea del Norte, alardeando de «mucha potencia de fuego», de acuerdo con la transcripción filipina de la llamada.
Solo en raras ocasiones el pentágono revela la localización de sus submarinos, algo crucial para la fuerza de defensa estratégica de Estados Unidos.
En una entrevista al escritor Bob Woodward en 2019, Trump habló de la existencia de capacidades nucleares desconocidas de Estados Unidos, lo que puede haber sido un alarde engañoso, o bien la divulgación de una información de alto secreto.
«He construido un sistema de armas nucleares que nadie más ha construido antes en este país», afirmó el expresidente a Woodward.
«Tenemos cosas de las que ni Putin ni Xi han oído nunca», agregó.
Luego de que Estados Unidos matara al líder del Estado Islámico Abu Bakr al-Baghdadi en Siria en octubre de 2019, Trump, jactándose del ataque reveló numerosos detalles que normalmente el Pentágono mantendría en secreto. Por ejemplo, el número de helicópteros en el operativo, la forma en que los comandos entraron a la residencia, y que Estados Unidos tenía inteligencia sobre el uso que hacían los miembros del Estado Islámico de los teléfonos y el internet.
Esta información «podría contribuir a que el enemigo haga ingeniería inversa de nuestros métodos de inteligencia», señaló a Politico el excomandante de operaciones especiales Michael Nagata.
Trump también ocultó inteligencia a sus jefes de espionaje. En julio de 2018 Dan Coats, el entonces director nacional de inteligencia, se vio visiblemente sorprendido en el foro de seguridad de Aspen cuando el anfitrión le dijo que la Casa Blanca tuiteó que el presidente ruso, Vladimir Putin, había sido invitado a hacer una visita a Washington.
«Dilo otra vez», dijo Coats.
Un año después, Coats admitió no saber de lo que Trump habló en la reunión de dos horas con el líder ruso.
«No sé lo que pasó en esa reunión», dijo Coats.