El país es el más peligroso para ejercer el periodismo en América Latina.
El periodista Ernesto Méndez fue asesinado la noche del martes en el estado de Guanajuato, ubicado en el centro de México, mientras se encontraba en un bar al que ingresó un grupo de sicarios.
Además de Méndez fueron ejecutadas otras cuatro personas. De acuerdo con los primeros testimonios recabados por diferentes medios, el bar pertenece a la familia del periodista, quien lo atendía ocasionalmente.
Las declaraciones señalan que, pasadas las once de la noche, varios hombres armados, que no han sido identificados, entraron y dispararon directo al comunicador y a quienes se encontraban con él.
El asesinato volvió a conmocionar a la prensa en México, que es el país más peligroso para ejercer el periodismo en América Latina, ya que Méndez dirigía el periódico Tu Voz.
En cuanto se confirmó la noticia, las expresiones de repudio comenzaron a multiplicarse en las redes sociales. Artículo 19, una organización que vela por la libertad de expresión y el derecho a la información, advirtió que la víctima ya tenía antecedentes de amenazas.
Por ello, hizo un llamado para que la Fiscalía Especial para la Atención de Delitos cometidos contra de la Libertad de Expresión atraiga el caso y considere la labor informativa de Méndez como móvil del crimen.
«Del mismo modo, llama al Mecanismo de protección de personas defensoras y periodistas a contactar a familiares y colega de Ernesto a fin de otorgar las medidas de protección necesarias», añadió.
Reporteros sin Fronteras, por su parte, se solidarizó con la familia de Méndez y exigió «una investigación inmediata sin descartar su labor periodística».
Larga lista
Según el registro de Artículo 19, este año ya han sido asesinados por lo menos 13 periodistas. En total, desde el año 2000, suman 158.
La primera víctima de 2002 fue José Luis Gamboa Arenas, el fundador y editor de los portales Inforegio y La Noticia que murió el 10 de enero en Veracruz después de haber sido atacado en un supuesto asalto.
El 17 de enero, Alfonso Margarito Martínez Esquivel, un fotógrafo de 49 años que trabajaba en el semanario Zeta, muriò de un disparo en la cabeza. El crimen ocurrió en Tijuana, una ciudad fronteriza con EE.UU. que solo seis días más tarde volvió a conmocionarse por el homicidio de María de Lourdes Maldonado López, una periodista de 67 años que trabajaba en Televisa y en otros medios. Al igual que su colega, fue ejecutada con un tiro en la sien.
Roberto Toledo, colaborador del medio digital Monitor Michoacán, fue acribillado en ese estado el 31 de enero. Tenía 55 años y ya había denunciado amenazas previas. Lo mismo le ocurrió a Heber Fernando López Vásquez, el fundador y director de Noticias Web que el 10 de febrero fue asesinado en Oaxaca.
El 24 de febrero, Jorge Luis Camero Zazueta, director del portal El Informativo, también falleció a tiros al interior de un gimnasio. El 4 de marzo la lista de víctimas se incrementó con el homicidio de Juan Carlos Muñiz Hernández, un periodista de 34 años que escribía en el portal Testigo Minero de Zacatecas.
Solo 10 días más tarde ejecutaron, otra vez a tiros, al periodista Armando Linares López, el director de Monitor Michoacán que a fines de enero había reclamado por el asesinato de su colega Roberto Toledo. Así, en menos de tres meses, ese medio perdió a dos de sus trabajadores.
El 29 de junio fue el turno de Antonio de la Cruz, periodista del diario Expreso de Tamaulipas. Su hija Cinthya, quien había sido herida durante el ataque, falleciò el 1 de julio.
Para el 9 de mayo, se registró un doble crimen, ya que las periodistas Yessenia Mollinedo Falconi y Sheila Johana García Olivera, directora y reportera del diario El Veraz, de Veracruz, fueron ejecutadas afuera de un supermercado.
La siguiente víctima fue Luis Enrique Ramírez Ramos, un periodista de 59 años que trabajaba como columista en el diario El Debate, en Sinaloa. Su cuerpo fue hallado el 5 de mayo envuelto en plástico y tirado a la orilla de una carretera.