Estados Unidos es la principal potencia militar del planeta. Según el Banco Mundial, cada año gasta miles de millones de dólares en mantener y actualizar sus sistemas de guerra. Esto da como resultado, entre otras cosas, auténticos prodigios tecnológicos entre los que encontramos el caza Lockheed Martin F-35 y el portaaviones USS Gerald R. Ford (CVN-78).
Sin embargo, no todo lo que está bajo el paraguas del Departamento de Defensa resplandece tanto como los mencionados ejemplos. Uno de ellos, por sorprendente que parezca, es su sistema de armas nucleares, el mismo que hasta hace poco necesitaba de disquetes de 8 pulgadas y ordenadores de la década de 1970 para funcionar.
Aunque el asunto de los disquetes es un problema solucionado (hace cuatro años), el país sigue confiando en la plataforma de misiles balísticos intercontinentales (ICBM) Minuteman III, que lleva operativa más de 50 años y cuyos 400 silos están repartidos en distintos puntos estratégicos. Estados Unidos ahora quiera hacerla más segura.
Objetivo: mejorar la seguridad de arsenal nuclear estadounidense
Las soluciones de seguridad actuales del arsenal estadounidense están compuestas por diferentes piezas: una gran cantidad de personal de las fuerzas armadas, una flota de vehículos de vigilancia, radares y cámaras. Pero, como señala Persistent Systems, las distancias y las múltiples características geográficas son un importante obstáculo de comunicación.
En ocasiones, los enlaces seguros pueden desconectarse, lo que se traduce inmediatamente en una debilidad de seguridad de nivel crítico. Para hacer frente a esto, la Fuerza Aérea de los Estados Unidos ha otorgado un contrato de 75,5 millones de dólares a la mencionada compañía para tener a su servicio la red ad hoc inalámbrica más grande del mundo.
Las cifras del proyecto son realmente apabullantes. Esta red será la encargada de mantener una comunicación estable y segura dentro de los 40.233 kilómetros cuadrados en los que se encuentran los silos nucleares. La principal ventaja de una red de este tipo, como la que podemos armar en nuestros hogares conectado a dos ordenadores de manera inalámbrica para transferir archivos, es que tiene una naturaleza “descentralizada”.
En otras palabras, no depende de una infraestructura administrada como routers o puntos de acceso para funcionar. Cada nodo se encarga de participar en el enrutamiento a través del reenvío de datos a otros nodos de la red, lo que brinda un sistema más fiable que el utilizado actualmente que se basa en estaciones base centralizadas que pueden presentar fallos y alterar las comunicaciones a gran escala.
Persistent Systems dice que su tecnología utiliza un algoritmo llamado WaveRelay que retransmite automáticamente los datos a través del nodo más cercano de la red en caso de que el destinatario esté fuera del alcance. Además tiene un añadido de seguridad que puede reconocer los intentos de intercepción y sabotaje de las comunicaciones.
La nueva red ad hoc estará compuesta por 700 antenas direccionales, 75 centros de operaciones, 1.700 radios inteligentes que utilizará el personal de seguridad y que serán capaces de transmitir voz, vídeo, mensajes y datos de posicionamiento (GPS). Los vehículos de vigilancia, por su parte, estarán equipados con radios MPU5, que son como pequeños ordenadores certificados para ser utilizados en comunicaciones militares.
Un punto clave de este contrato es que la administración y la propiedad de la red estará a cargo de la Fuerza Aérea, un movimiento que es totalmente entendible al estar hablando de una pieza clave para mantener la seguridad del arsenal nuclear estadounidense. El proyecto ya se encuentra en marcha y debería estar terminado en aproximadamente un año y medio.