Estados Unidos y Reino Unido lanzaron este jueves ataques aéreos contra los rebeldes hutíes en Yemen por las agresiones de ese grupo apoyado por Irán contra la navegación en el mar Rojo, informaron autoridades y confirmaron testigos en ciudades del país árabe.
El presidente estadounidense, Joe Biden, confirmó en un comunicado que los bombardeos alcanzaron «con éxito» varios objetivos hutíes con el «apoyo» de Australia, Baréin, Canadá y Holanda.
El mandatario expresó que «no dudará» en «ordenar otras medidas» para proteger a Estados Unidos y el comercio internacional.
Los hutíes han llevado a cabo un número creciente de agresiones en la importante ruta marítima del mar Rojo desde que estalló la guerra de Gaza con el ataque sin precedentes del grupo islamista Hamás contra Israel el 7 de octubre.
Según medios estadounidenses, la ofensiva occidental involucró aviones de combate y misiles Tomahawk.
Una fuente hutí y testigos aseguraron que los ataques aéreos afectaron a varias ciudades de Yemen, donde los rebeldes proirarínes controlan una franja de territorio.
Esta represalia occidental aumenta el riesgo de convertir una situación ya tensa en Oriente Medio en una conflagración más amplia que enfrente a Estados Unidos e Israel contra Irán y sus aliados regionales.
El primer ministro británico, Rishi Sunak, convocó más temprano este jueves una reunión de emergencia del gabinete en Londres y aprobó los ataques contra los hutíes, informaron medios.
Los rebeldes hutíes afirman que actúan en respuesta la ofensiva israelí en la Franja de Gaza tras la incursión de Hamás, y han lanzado una serie de drones y misiles hacia Israel.
Ese grupo controla gran parte de Yemen desde que estalló la guerra civil en 2014 y forma parte del llamado «eje de resistencia» contra Israel, apoyado por Irán.
Estados Unidos y sus aliados habían lanzado una serie de advertencias cada vez más severas a los hutíes para que pusieran fin a los ataques marítimos, aunque al mismo tiempo se han mostrado cautos ante los riesgos de avivar las tensiones regionales.
Consecuencias
En diciembre, Washington creó una coalición internacional para proteger el tráfico marítimo en la zona, por la que fluye el 12% del comercio mundial.
Doce naciones lideradas por Estados Unidos advirtieron entonces a los hutíes, el 3 de enero, de «consecuencias» si no ponían fin de inmediato a los ataques contra buques comerciales.
Pero a última hora del martes, los rebeldes lanzaron lo que Londres calificó como el ataque más importante hasta la fecha del grupo yemení: las fuerzas estadounidenses y británicas derribaron 18 drones y tres misiles.
El secretario de Defensa británico, Grant Shapps, dijo el miércoles que «ya es suficiente».
También el Consejo de Seguridad de la ONU instó ese día al cese inmediato de los ataques navales, advirtiendo de una amenaza para la paz y la seguridad regionales.
La gota que colmó el vaso para los aliados occidentales pareció llegar a primera hora del jueves, cuando el ejército estadounidense declaró que los rebeldes habían disparado un misil balístico antibuque contra una ruta marítima en el golfo de Adén.
Según el ejército estadounidense, se trató del 27 ataque contra la navegación internacional en el mar Rojo desde el 19 de noviembre.
La intensificación de las agresiones ha provocado que las compañías navieras eviten la ruta y se desvíen alrededor del cabo de Buena Esperanza, en Sudáfrica, desatando temores de una perturbaciones en la economía mundial.
Los hutíes afirman que sólo atacan a buques vinculados a Israel o a sus aliados.