El presidente Donald Trump firmó una orden ejecutiva que marca la retirada de Estados Unidos del Consejo de Derechos Humanos de la ONU y la suspensión del financiamiento a la Agencia de Obras Públicas y Socorro de las Naciones Unidas para los Refugiados de Palestina en el Cercano Oriente ( OOPS).
Esta acción, tomada en el mismo día en que Trump se reunirá con el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, en Washington, supone un cambio importante en la política exterior estadounidense.
Las adoptadas recuperan las políticas que ya habían sido implementadas durante el mandato de Trump, cuando Estados Unidos se había retirado previamente del Consejo de Derechos Humanos de la ONU y había suspendido su apoyo financiero a la UNRWA.
Estados Unidos ha criticado al Consejo de Derechos Humanos de la ONU por su parcialidad hacia Israel y por ser un espacio donde gobiernos con antecedentes de violaciones de derechos humanos no solo permanecen impunes, sino que a menudo ejercen influencia. Según la Casa Blanca, el Consejo ha tomado decisiones que favorecen a regímenes autoritarios, mientras que se enfoca desproporcionadamente en condenar a Israel.
Este argumento fue fundamental para la salida de EE.UU. del organismo, citando que en 2018 el Consejo aprobó más resoluciones contra Israel que contra otros países, como Siria, Irán y Corea del Norte, los cuales también enfrentan acusaciones graves de abusos.
Además, se suspende el financiamiento a la UNRWA, una agencia esencial en la provisión de asistencia humanitaria a los refugiados palestinos. Sin embargo, la agencia ha sido objeto de críticas por presuntos vínculos entre algunos de sus empleados y el grupo terrorista Hamás. Durante los ataques de Hamás a Israel el 7 de octubre, surgieron informes que indicaban la posible implicación de algunos trabajadores de la UNRWA, lo que motivó la administración Biden a suspender los fondos, postura ahora respaldada por Trump.
Este movimiento es coherente con su política «América Primero», que busca revisar las relaciones de Estados Unidos con organismos internacionales que, según su administración, no actúan conforme a los principios de transparencia, justicia y defensa de los derechos humanos.
El retiro del Consejo de Derechos Humanos y la suspensión de fondos a la UNRWA se dan en un momento clave de la diplomacia estadounidense, justo antes de la confirmación de Elise Stefanik como embajadora ante las Naciones Unidas. Durante su audiencia de confirmación, Stefanik expresó su intención de reformar la ONU, asegurándose de que los fondos de Estados Unidos solo se destinan a programas efectivos que promuevan la seguridad y los derechos humanos.
La relación de Estados Unidos con Israel también es fundamental en este contexto. La administración Trump ha sido un firme aliado de Israel, y la reunión con Netanyahu refuerza esta postura en medio de desafíos tanto internos como externos que enfrenta el gobierno israelí. Las decisiones de Estados Unidos tienen consecuencias no solo en términos de derechos humanos, sino también en el marco del conflicto israelí-palestino.