Desde que vimos el trailer de ‘Indiana Jones y el Dial del Destino’ en el que abundaban los planos de un Indiana Jones rejuvenecido, aparentando 35 años, se sucedieron los suspiros de alivio. Indiana Jones parecía ser el protagonista absoluto de la película, en contra de los rumores que lo reducían a un mero papel de secundario. Y los efectos digitales controlados por IAs que nos devolvían a un Harrison Ford joven eran sencillamente espectaculares.
25 minutos del joven Indiana Jones. En una entrevista con Total Film, James Mangold, director de la quinta entrega de la saga, afirma que Indiana Jones pasa aproximadamente 25 minutos con la edad que el personaje tenía en ‘En busca del arca perdida’. Mangold afirma que Harrison Ford sigue estando lo suficientemente ágil para que, aunque su rostro haya sido sustituido con la ayuda de la inteligencia artificial, en todo lo demás pueda pasar por alguien de 35 años.
La fuente de la eterna juventud. La película está ambientada en 1969 y un ya venerable Indiana Jones intenta evitar que resurja el nazismo. Esta secuencia inicial con un héroe rejuvenecido transcurre en 1944, donde se sentarán las bases para la aventura que vivirá décadas más tarde. Kathleen Kennedy, presidenta de Lucasfilm, afirmó en una entrevista con Empire que «mi esperanza es que, aunque se hable de ello en términos de tecnología, lo veas y digas: ‘Dios mío, han encontrado material antiguo. Esto lo rodaron hace 40 años».
Cómo se hizo. Ya hace unos meses comenzó a hablarse de cómo se iba a rejuvenecer a Harrison Ford: un software creado exclusivamente para esta función revisaría cientos de horas de metraje del actor con esa edad. Afirma Mangold que tenían material «en primeros planos, en medios, en panorámicos, con todo tipo de iluminación, de noche y de día. Podía rodar a Harrison un lunes como una persona de 79 años interpretando a una de 35, y podía ver los dailies el miércoles con su cabeza ya sustituida».
El propio Ford afirma que «como hice un montón de películas para Lucasfilm, tienen todo ese material, incluido metraje de película que no llegó a ver la luz. Así que pueden extraer mi cara de distintos lugares, dependiendo de donde viene la luz, de la expresión. No sé cómo lo hacen. Pero esa es mi cara real. Luego me pongo puntitos en la cara, digo las palabras y ellos lo hacen. Es fantástico».
Los conejillos de indias. No todos los actores tienen un punto de vista tan optimista (o naïf, según se mire) como Harrison Ford. Se habló (antes de que su estado de salud copara los titulares sobre su persona) de cómo Bruce Willis estaba siendo lo suficientemente imprudente como para vender su imagen para que fuera manipulada con IAs, y hay actores como Michael Douglas o Keanu Reeves que ya han manifestado su temor a que el empleo indiscriminado de IAs nos pueda llevar a terrenos donde se pisoteen los derechos de imagen.
Precedentes en la ciencia ficción. La situación recuerda a la que describía una película rodada mucho antes de este reciente advenimiento de las inteligencias artificiales, ‘El congreso’ (puedes verla en Filmin). Basada en una novela de Stanislaw Lem, muestra a una Robin Wright interpretándose a sí misma en un futuro cercano: firma un contrato según el cual los estudios harán una copia de ella y la podrán utilizar como deseen. El proceso de generarla la pondrá en contacto con zonas de su psique que desconoce, y hará que nos planteemos dónde están los límites del yo cuando las posibilidades de la creación artística no conocen límites.