El exministro de Desarrollo Económico, Guerman Gref, explicó cuál es el mayor obstáculo que ve en la creación del mundo de interacción virtual.
Crear un metaverso es una tarea al alcance de muy pocos gigantes tecnológicos y los esfuerzos de Meta muestran que la compañía de Mark Zuckerberg todavía está lejos de conseguirlo, opina Guerman Gref, director ejecutivo de Sberbank, el mayor banco de Rusia.
«El metaverso es, probablemente, una tendencia ya visible, pero no existe ni uno solo metaverso ya declarado, debido al hecho de que nadie ha logrado aún técnicamente realizar la transición. No creo en el metaverso de Zuckerberg», sentenció Gref, durante el foro de tecnologías financieras Finopolis.
El directivo, que tiene fama de introducir innovaciones tecnológicas en el sistema de su banco y de apoyar las criptomonedas, contó que tras la presentación del cofundador de Facebook (Meta) sobre el metaverso, volvió a contemplar todos sus productos y se puso un casco de realidad virtual desarrollado por Oculus, propiedad de Meta.
«Lo mantuve puesto durante más de una hora por primera vez en mi vida, porque antes sólo me bastaba un máximo de 10 minutos. Me di cuenta de que, no sé, tal vez, hay que llevarlo durante un mes y luego te acostumbrarás, pero no es cómodo. Es una presión seria incluso para un adulto», expresó.
El banquero, que fue ministro de Desarrollo Económico entre 2000 y 2007, se refirió al problema de los interfaces y declaró que la barrera tecnológica será el desafío principal al desarrollo del metaverso durante algún tiempo.
«Entrar en el metaverso debe ser sencillo, muy accesible y no debe provocar mareos y otras cosas que el uso de Oculus o de otro casco provoca hoy en día», explicó.
Gref considera que la clave del metaverso pasa por «construir una plataforma con todos sus rasgos característicos», algo que pueden hacer solo muy pocas organizaciones en el mundo.
Por el momento, los desarrollos en esta materia no rendirán frutos esenciales en el futuro próximo por limitarse a «avatares y a videojuegos imperfectos», aunque, reconoce, al final «todos acabaremos viéndonos allí», independientemente de lo que hagamos.