El presidente y director ejecutivo de la empresa farmacéutica estadounidense Pfizer, Albert Bourla, apunta a la necesidad de una cuarta dosis de la vacuna contra el covid-19, según lo declaró durante una entrevista emitida este domingo en el programa ‘Face the Nation’, de CBS News.
“Es necesaria una cuarta dosis en este momento. La protección que se recibe de la tercera es lo suficientemente buena, de hecho, bastante buena para hospitalizaciones y muertes. No es tan buena contra las infecciones, no dura mucho”, explicó.
En este sentido, indicó que han enviado estos datos a la Administración de Alimentos y Medicamentos de EE.UU. (FDA, por sus siglas en inglés) para conocer la opinión de los expertos que no forman parte de la compañía que en la actualidad encabeza.
“El covid-19 no desaparecerá”
Asimismo, afirmó que en el país norteamericano la emergencia sanitaria no se ha gestionado tan mal, si bien reconoció que no se encuentran en la situación que desearían, detallando que la enfermedad sigue presente en el día a día de la población.
“Tenemos herramientas muy importantes en nuestras manos para que podamos ir, de manera gradual, creo, de vuelta a nuestra vida normal”, señaló. “Pero debemos entender que el covid-19 no desaparecerá en los próximos años. Tendremos que aprender a vivir con él, y podemos, como estamos viviendo con muchos otros virus”, añadió.
Bourla indicó que están trabajando en la creación de una vacuna que no solo proteja contra todas las variantes, incluida ómicron, sino también que pueda proteger a la persona inmunizada durante al menos un año. En su opinión, este recurso permitiría regresar a la normalidad anterior a la pandemia.
Fármaco para niños
Por otro lado, el presidente de Pfizer comentó que están preparado un fármaco para niños menores de cinco años, cuyos datos deberían estar disponibles para el mes que viene, detallando que la vacuna para ese sector de la población podría estar lista para el próximo mayo.
Además, el directivo habló sobre la situación en los países de bajos ingresos. Según Bourla, las tasas de vacunación allí son más bajas porque necesitan más personal para administrar las inyecciones, mayor infraestructura y campañas educativas para combatir la desinformación.
“Los países más pobres tienen un mayor porcentaje de su población que no está bien educada y, como resultado, son víctimas de la desinformación”, explicó. “Tienen miedo de ponerse algo nuevo”, agregó, responsabilizando a quienes difunden información errónea sobre las vacunas.