La nueva especie forma parte de un selecto grupo de deprededarores conocido como megaraptores, y de hecho es la más grande de esa familia de dinosaurios. Su morfología acaba de catalogarse gracias al hallazgo de sus huesos fosilizados en el yacimiento de Estancia La Anita, muy próximo a la localidad de El Calafate. Los resultados del descubrimiento acaban de publicarse en la revista Nature Scientific Reports.
El Maip macrothorax era un depredador enorme, pero no se parecía en nada al Tyrannosaurus Rex. “Los huesos de Maip nos ayudaron a entender mejor la anatomía de los megaraptores. Pertenecen a una familia cuyo esqueleto no era como el de un tiranosaurio, grande pero pesado, sino que eran animales ligeros. Es decir que sus huesos no eran macizos sino que presentaban una gran cantidad de huecos internos que los hacían mucho más livianos”, explica Mauro Aranciaga Rolando, primer autor del artículo en un comunicado del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas de Argentina (CONICET).
“Además tenían cola larga y patas largas, lo que también corrobora que eran animales relativamente ágiles. Lo más característico de estos dinosaurios son sus brazos: largos, gigantes, rematados por unas garras de hasta treinta y cinco centímetros de largo, con las que creemos que agarraban y despedazaban a sus víctimas. Eran su arma principal, ya que sus dientes eran afilados pero pequeños”.
El peculiar nombre de Maip se lo debemos a la mitología Tehuelche propia de esa región de Patagonia. “El nombre proviene de un ser maligno de la mitología Tehuelche que habitaba esta misma cordillera y que mataba usando el frío”, explica Aranciaga. Justamente, el hallazgo del Maip se produjo al sur de El Calafate, desde donde se aprecia la fastuosa Cordillera de los Andes, un lugar de temperaturas muy frías. “Para los tehuelches, el Maip representaba la sombra que deja la muerte a su paso, mientras que nosotros imaginamos que, durante el Cretácico, este gran depredador con su enorme tamaño habría provocado algo similar”, concluye. El término macrothorax, por su parte, hace referencia a la enorme cavidad torácica que poseía este dinosaurio.
El hallazgo es un tesoro que llena varios huecos importantes sobre lo que conocemos de los magaraptores, como su relación con otros carnívoros. De hecho, el el primero de los hallazgos de este grupo de dinosaurios fue el Megaraptor namunhuaiiquii, descubierto en 1996 por el paleontólogo del CONICET Fernando Novas, jefe del Laboratorio de Anatomía Comparada del MACN y líder del equipo que colectó los huesos de Maip en esta expedición. en A este descubrimiento le siguieron los descubrimientos de nuevos megaraptores en Australia, Japón y Tailandia. Aún queda mucho que apreder sobre estos dinosaurios, para ello los paleontólogos del CONICET ya están planificando una próxima expedición, que esperan concretar a comienzos del 2023, con el fin de recabar más datos de estos antiguos habitantes del sur patagónico.