El pasado 7 de febrero, Jake Sullivan, Consejero de Seguridad Nacional de Estados Unidos, afirmó que la proposición de ley denominada RESTRICT Act, la cual proporcionaría a la administración Biden la facultad de prohibir TikTok a nivel nacional, aumentaría la capacidad gubernamental para “prevenir que ciertos gobiernos utilicen los servicios tecnológicos operativos en EEUU de una forma que pueda amenazar los datos sensibles de los estadounidenses y nuestra seguridad nacional”.
Inquietud a ambos lados del Pacífico. De esta forma, Estados Unidos evidencia su preocupación en materia de seguridad en un contexto de guerra comercial y carrera tecnológica con China, país donde se encuentra precisamente la sede de ByteDance, matriz de TikTok. Paralelamente, en Pekín también existen inquietudes similares. Tanto es así que el gobierno de Xi Jinping tiene planeado endurecer la ley de contraespionaje.
Reforma de la ley de contraespionaje. Según informó Nikkei Asia esta semana, el Comité Permanente de la Asamblea Popular Nacional ha comenzado a examinar los cambios en la ley de contraespionaje establecida en 2014, modificaciones que podrían estar listas para el miércoles de esta semana. Estas alteraciones restringirán el intercambio de información vinculada con la seguridad nacional, ampliando el concepto de espionaje.
Conceptos difusos. Hasta ahora, la ley estaba limitada a los secretos de estado, sin embargo, la reforma ampliará su alcance, sancionando la transmisión de “todos los documentos, datos, materiales o asuntos relacionados con la seguridad e intereses nacionales”, según la publicación japonesa. No obstante, el texto aclara que no existen detalles sobre lo que constituye la seguridad e intereses nacionales, lo cual ha generado inquietud entre algunas empresas extranjeras.
Trabajador arrestado. Las firmas temen que se puedan repetir con más asiduidad episodios como el arresto de un trabajador japonés de la empresa farmacéutica nipona Astellas Pharma a finales del pasado mes de marzo. Cuestionada por este asunto, la portavoz del Ministerio de Exteriores, Mao Ning, afirmó en rueda de prensa que el profesional era sospechoso de violar tanto la ley criminal nacional como la ley de contraespionaje china.
Malas relaciones con Japón. Además, añadió que en los últimos años se habían producido casos similares entre ciudadanos japoneses, sugiriendo a Japón “hacer más para pedirles a sus ciudadanos que no se involucren en este tipo de actividades”. Ello revela el empeoramiento de las relaciones entre los países asiáticos, así como la preocupación china de posibles filtraciones de información vinculadas a ámbitos como la investigación, la ciencia o la tecnología a países extranjeros.
Detención del periodista Dong Yuyu. En este contexto se enmarca el arresto en febrero del periodista Dong Yuyu, quien trabajó para The New York Times y mantenía reuniones habituales con periodistas y diplomáticos extranjeros, sospechoso por violar la ley de contraespionaje. Las autoridades chinas creen que Yuyu ha colaborado con Japón o Estados Unidos, según señaló la familia del periodista a The New York Times.
IA y semiconductores bajo vigilancia. Por otro lado, Nikkei Asia afirmó que los cambios en la ley de contraespionaje proporcionarán a las autoridades chinas mayor capacidad para vigilar a compañías del sector de la inteligencia artificial o especializadas en la fabricación de semiconductores. Asimismo, esta reforma reforzaría la ciberseguridad, según informó recientemente South China Morning Post.
Las compañías de EEUU no se libran. Aquí es preciso señalar que China ya practica de forma exhaustiva el control cibernético sobre firmas de los sectores tecnológicos. Prueba de ello es la investigación iniciada el pasado mes de marzo por el regulador del ciberespacio chino sobre los productos vendidos en Estados Unidos por Micron Technology, empresa estadounidense especializada en la fabricación de semiconductores.
Inquietud norteamericana. Paralelamente, estas pesquisas han generado una gran preocupación entre las compañías estadounidenses establecidas en China, tal y como afirmó recientemente Lester Ross, miembro de la Cámara de Comercio de EEUU en China (‘AmCham China’ en sus siglas en inglés).
La tecnología como campo de batalla. Esta decisión de China de modificar su ley contraespionaje constituye un capítulo más en lo que Yan Xuetong, decano de Relaciones Internacionales en la Universidad Tsinghua, denominó en conversaciones con La Vanguardia como “posguerra fría”, marcada por la rivalidad entre Estados Unidos y China. Una rivalidad que no es ideológica, sino tecnológica.