Mirar el celular mientras comemos se ha convertido en una costumbre muy extendida, aunque los especialistas advierten que puede tener consecuencias negativas para la salud digestiva y favorecer el aumento de peso.
Según expertos en nutrición, comer distraídos interrumpe la comunicación natural entre el cerebro y el estómago, lo que provoca que no se perciban correctamente las señales de saciedad y se consuma más alimento del necesario.
La nutricionista Cristina Ríos señala que este hábito también afecta la masticación, haciéndola más rápida y menos eficiente, lo que ocasiona digestiones pesadas, hinchazón y malestar intestinal.
Además, la atención dividida debilita la capacidad del cuerpo para identificar cuándo realmente está satisfecho, lo que a largo plazo incrementa el riesgo de sobrepeso y obesidad.
Cuando comer deja de ser una actividad consciente, el cerebro no registra adecuadamente la ingesta, generando sensación de hambre poco después y promoviendo el picoteo constante, un patrón que termina afectando el metabolismo y la salud integral.