El paisaje amplio y despejado de la playa Boca Chica, con su arena blanca y aguas azules del mar Caribe, se llenará a partir de este fin de semana con la multitud que llegará en Semana Santa en busca, principalmente, de tres cosas: un chapuzón, pescado frito y bebidas alcohólicas.
La experiencia de la playa incluye ese y otros placeres que, como todo, tienen un costo. Antes de tomar la decisión de elegir a Boca Chica como destino, vale la pena ver los precios del pescado frito, una cerveza fría, del ron, yaniqueque, una mesa y sillas, un masaje, trenzas, flotadores inflables, gafas protectoras y hasta un cubito y pala plásticos para que jueguen los pequeños.
Algunos de ellos podrían subir su precio en Semana Santa por el aumento de la demanda, han admitido algunos camareros, pero las bebidas y la comida han sido fijadas en menús impresos por el Ministerio de Turismo en las casetas de venta a la orilla de la playa en un esfuerzo por formalizar esas labores.
Los demás restaurantes tienen también sus menús invariables sin importar la temporada, según afirmaron.
Una parte de los acomodadores, que normalmente acosan a los visitantes en forma agresiva peleándose entre ellos, ahora están organizados en un sindicato, usan camisetas y carnés distintivos y se reparten los turnos para atender a los que llegan. Dicen ellos que ahora ganan un porcentaje fijo de las ventas: 5 % en la comida y 10 % en la bebida.
Lo que llegue a gastar una persona que acuda con su pareja, familia o amigos dependerá totalmente del lugar que elija, ya que la diferencia de precios para el mismo producto puede llegar a ser importante. También es necesario fijarse en el consumo mínimo establecido por cada negocio por el derecho del uso de la mesa, porque si no se alcanza ese umbral se tiene que pagar dinero adicional.
Comida
Comparemos los precios del chillo frito al estilo Boca Chica de tres restaurantes de los que tienen sus mesas ubicadas en la cercanía de la playa, y un puesto de la conocida Plaza de los Vendedores. Los tres restaurantes tienen precios de 650, 850 y 1,100 pesos por cada libra que tenga el pescado, mientras que el establecimiento consultado de la referida plaza cobra 1,400 pesos por libra.
Los dos puestos con los precios más bajos no incluyen la guarnición que, en el caso de los tostones, tiene precios de 100 y 250 pesos adicionales. Los dos últimos sí la llevan incluida.
La libra de mero se vende a 795 pesos sin guarnición, 850 y 950 con guarnición, dependiendo del puesto.
El servicio de camarones en los tres restaurantes cuesta 780 pesos con guarnición, 800 y 950 sin ese adicional. En la Plaza de los Vendedores el servicio completo cuesta 1,350 pesos.
A todas esas tarifas se le suma un 18 % de Itebis y un 10 % de propina legal.
Bebida
La cerveza Presidente pequeña se vende desde los 175 pesos hasta los 200 pesos, y la mediana ronda los 300 pesos.
En el ámbito de los rones, el servicio de Brugal Extra Viejo pequeño, por ejemplo, puede costar 1,200 pesos en la Plaza de los Vendedores, mientras en los restaurantes alcanza 890 y 950 pesos.
Mesas y chaise longue
Los que llevan las tradicionales ollas llenas de espaguetis y moro de habichuela o gandules no son bienvenidos en la playa, afirma en tono de broma un acomodador. Dice que no le interesa alquilar sillas y mesas, sino que la gente compre lo que se vende allá.
Las personas que no consumen por lo menos 3,000 pesos en las mesas de la Plaza de los Vendedores y en otro de los restaurantes visitados por Diario Libre deben pagar 1,500 pesos por haberla usado.
Pero los que llevan todo desde casa y sólo necesitan una mesa con cuatro sillas pueden alquilarla de 400 a 600 pesos a otras personas que se dedican a esa labor. Los chaise longue se alquilan entre 300 y 500 pesos.
Roberto Darío Mateo Flores, quien trabaja en Boca Chica desde el año 1978, admite que en Semana Santa “la cosa cambia, porque ahí se van a necesitar sillas y se van a necesitar mesas”. Estima que el precio alcance los 800 o 1,000 pesos.
Masaje, inflables y juegos
Quienes prefieran darse un masaje acostados en un chaise longue pagarían 2,500 pesos por una hora, aunque si sólo quieren unos 10 minutos, personas como Nilka, podrían dejárselo en 500 pesos.
Ella misma explica que las trenzas pueden costar desde 2,000 pesos a una persona que tenga poco cabello, hasta 5,000 a otra con muchas hebras.
Mario Díaz es vendedor ambulante de cubitos y palas plásticas para que los niños jueguen en la arena y gafas protectoras de agua. Ambas cosas las vende a 200 pesos.
Los flotadores inflables los oferta otro hombre, que no quiso dar su nombre, desde 200 hasta 350 pesos los más grandes.
Lo más barato que se puede encontrar en Boca Chica siguen siendo los tradicionales yaniqueques que pasean las vendedoras por la playa y que se sirven con kétchup. Por sólo 35 pesos se puede degustar uno.
Los yaniqueques se pueden acompañar con un coco de agua, pelado en el acto, que el coquero ofrece a 100 o 150 pesos, según el perfil que observe en el interesado. fuente Diario Libre