El escalofriante caso que parece un guion de novela negra, sucedió hace unas tres décadas en la Universidad Libre de Barranquilla, en Colombia, cuando se descubrió que una red de tráfico de órganos operaba en las instalaciones y usaba los laboratorios estudiantiles de medicina para preparar los cadáveres.
En 1992 se encontraron 11 cadáveres aunque se especula que en total fueron unas 50 víctimas, todas ellas, indigentes y personas «fáciles» de desaparecer. La noticia, como cada enero vuelve a ser recordada en toda Colombia.
En un principio, la justicia acusó a 14 empleados como los responsables de los asesinatos.
«La macabra situación se conoció por la denuncia de un hombre que fingió estar muerto para salir con vida. El hombre fue atacado dentro de la Universidad y recibió un disparo. Para poder escapar fingió estar muerto», detallaron los diarios del momento.
El sujeto identificado como Omar Enrique Hernández López, joven de 24 años llevaba 2 años siendo cartonero. Por su denuncia se desarticuló la banda.
Pedro Antonio Viloria Leal, Wilfrido Arias Ternera, Armando Segundo Urieles Sierra, Saúl Hernández Otero y Santander Sabalza Estrada fueron condenados a pagar 13 años de cárcel por tentativa de homicidio agravado en concurso homogéneo por atacar con arma de fuego y a garrote a Hernández López y Vicente Manjarrés, informó El Tiempo.