Las autoridades están intensificando las investigaciones del incidente en el que dos trenes del Metro de Santo Domingo colisionaron el pasado sábado, resultando en nueve personas heridas. La Oficina para el Reordenamiento del Transporte (Opret) admitió en un comunicado preliminar que uno de los conductores violó los protocolos operativos establecidos.
Los técnicos de la Opret y de la empresa encargada del sistema, Altom, están examinando la información disponible, incluyendo la inspección de las unidades afectadas, los registros de los sistemas de control, el entorno físico del accidente y la secuencia de los trayectos previos al suceso, entre otras investigaciones.
Se ha identificado una dificultad en el tramo donde ocurrió el accidente, entre las estaciones Gregorio Urbano Gilbert y Mamá Tingó: una curva con un peralte o elevación de la superficie que reduce la visibilidad entre conductores en vía contraria.
La Opret informó que el tren que iba en dirección norte-sur era operado por un conductor con 12 años de experiencia en el sistema, aunque no se reveló su nombre. Este conductor ingresó al carril contrario. El sistema de seguridad se activó y limitó la velocidad del tren a 20 kilómetros por hora, deteniéndolo a 260 metros de la salida de la estación Mamá Tingo.
El tren quedó detenido y el tren que viajaba en dirección sur-norte se percató de la situación a corta distancia y activó el protocolo, logrando frenar el tren que ya se desplazaba a baja velocidad. Los directivos de la Opret elogiaron la pericia de este conductor, que evitó una tragedia mayor.
«Hasta el momento, la investigación muestra varias violaciones por parte del conductor a los protocolos operativos establecidos, lo que resultó en la rápida movilidad del tren en la vía contraria», destaca la Opret en su comunicado.