Casi uno de cada cuatro adolescentes reciben peticiones sexuales de adultos a través de internet

El 23% de los menores de entre 12 y 15 años ha recibido alguna solicitud sexual a través de las redes y el 14% asegura haber llegado a interactuar con la persona mayor de edad que le contactó, según una investigación realizada por cuatro universidades españolas a 1.029 adolescentes

Cerca de uno de cada cuatro menores sufren acoso sexual a través de Internet. En concreto, el 23% de los adolescentes entre 12 y 15 años ha recibido alguna solicitud sexual online por parte de una persona mayor de edad y el 14% de ellos ha llegado a contestar e interactuar con el adulto que les contactó.

Esta es la conclusión principal del estudio Epidemiología de las solicitudes sexuales online y la interacción de los menores con los adultos, que durante 13 meses ha cuestionado a 1.029 estudiantes españoles de 14 colegios en siete comunidades autónomas. La investigación la ha liderado la Universidad Internacional de La Rioja (UNIR) y han colaborado la Universidad del País Vasco, la de Barcelona y la de Deusto.

El objetivo de los investigadores con su informe es poner el foco en un “problema prevalente de salud pública que es potencialmente prevenible a través de la supervisión de los padres y los profesores”, asegura a Newtral.es Joaquín González-Cabrera, doctor en psicología social y metodología de las ciencias del comportamiento e investigador principal del grupo de Ciberpsicología de la UNIR.

Una radiografía de la evolución del acoso sexual de adultos a menores a través de Internet

Durante los 13 meses que ha durado la investigación, los expertos han cuestionado a los mismos 1.029 adolescentes de entre 12 y 15 años (43% niños y 57% niñas) en tres momentos diferentes: en diciembre de 2017, en mayo de 2018 y en enero de 2019.

De esta manera, han podido seguir el comportamiento en internet de estos alumnos y sacar conclusiones sobre la evolución del acoso sexual, y no solo de lo que ocurre en un momento puntual. “Este es el primer estudio que se realiza en España con un enfoque epidemiológico del problema del ciberembaucamiento o grooming, entendido el acoso como un problema prevalente de salud pública”, explica González-Cabrera.

Además de ser un riesgo grave, la captación online de un menor por parte de un adulto es también un delito que está tipificado en el artículo 183 del Código Penal que protege, en concreto, a los adolescentes “mayores de 13” y “menores de 16”, precisamente los protagonistas de este estudio.

Las niñas reciben más peticiones sexuales de adultos que los niños

Según los datos del estudio, el 22,9% de los menores han recibido alguna solicitud sexual por parte de un adulto y del 13,7% interpelado por el mayor de edad ha interactuado con él. Esto significa que, durante los 13 meses de la investigación, 23 de cada 100 niños declararon haber recibido solicitudes sexuales en las redes de un adulto (Instagram o TikTok, según González-Cabrera) y 14 de cada 100 afirmaron haber tenido alguna forma de interacción sexual online con el mayor de edad que se puso en contacto.

Las peticiones sexuales más habituales son: “un adulto me pidió fotos o vídeos de contenido sexual explícito”, “un adulto me hizo preguntas explícitas sobre sexo” y “un adulto me envió fotos o vídeos de sí mismo con contenido sexual”. Para aquellos menores que contestaron la solicitud del adulto y afirman haber llegado a tener interacción online con el mismo, sus respuestas más frecuentes fueron: “he hablado sobre sexo con un adulto en Internet” y “he ligado con un adulto a través de las redes”.

Este tipo de solicitudes las recibieron más las chicas (un 74,5% del total) que los chicos (el 25%). También en cuanto a los que decidieron interactuar con el adulto. Fueron más chicas (60,9%) que chicos (39,1%) los que contestaron a la interpelación del mayor de edad.

“El perfil del agresor, casi de forma mayoritaria, es un varón heterosexual y, por ende, busca perfiles de niñas”, indica González-Cabrera. En cualquier caso, el investigador destaca que este no es un problema que tengan las chicas, pero su condición les hace más proclives a sufrirlo porque es el perfil que buscan los agresores”, añade. 

El acoso sexual a menores a través de Internet aumenta con el paso del tiempo

Para todas las afirmaciones del cuestionario, la prevalencia de las solicitudes y de la interacción aumenta con el paso del tiempo. Según el investigador, la hipótesis principal es la naturaleza de la adolescencia. “Son niños y niñas que pasan de la adolescencia temprana la primera vez que les preguntamos hasta una adolescencia media con las hormonas patas arriba la tercera vez”.

Según el investigador, los alumnos cuestionados evolucionan en menor autocontrol, mayor impulsividad, búsqueda de nuevas experiencias o el aumento de la falta de percepción del peligro, unido a un uso cada vez mayor de Internet a medida que se hacen mayores.

El propio estudio destaca el “desarrollo biológico de los adolescentes y a las situaciones vitales que se producen durante la transición de la adolescencia temprana a la media, así como a los niveles cambiantes de interés por la sexualidad”.

El contacto offline ocurre en raros casos

Los investigadores también preguntaron a los menores si habían tenido encuentros en persona con el adulto que les acosó sexualmente por Internet. Solo el 1,3% de los menores cuestionados (13 alumnos) afirmaron haberse encontrado con el acosador en un sitio físico, un porcentaje que escala hasta el 2,6% (26) en el periodo final.

Entre los que llegaron a quedar con el mayor de edad, solo el 0,6% (seis menores) afirmaron haber tenido algún tipo de contacto sexual. Un porcentaje que llega hasta el 1,8% (18 adolescentes) cuando en la tercera ronda de preguntas.

“Nosotros hemos evaluado el principio del grooming, cuando el adulto lanza solicitudes y busca interacciones”. A partir de ahí, la interacción podría abrir una brecha en que el pederasta es capaz de utilizar en beneficio propio para manipular, chantajear u hostigar. En esta segunda parte se centra el trabajo que están desarrollando actualmente.

El problema es grave pero tiene solución: la supervisión parental

El fin del estudio es trasladar a los padres y tutores de los menores que ellos pueden mediar para evitar el ciberembaucamiento. González-Cabrera pone como ejemplo el Contrato parental de la Fundación Anar. Se trata de un documento que los padres e hijos firman antes de recibir el teléfono que incluye las normas básicas de uso, el límite horario o la obligación de alertar a los padres ante cualquier problema relacionado con el uso del terminal.

“El acosador es un manipulador que tiene muchas herramientas para persuadir al menor”, alerta González-Cabrera. Por ello, la actividad de la familia es la clave para prevenir el acoso. “Revisar, supervisar o enseñar cómo utilizar de manera responsable la tecnología”. A veces, también restringir porque, ¿qué hace un menor de 15 años con 1.000 seguidores en Instagram?.

“Hay casos que deberían hacer saltar las alertas a los padres, otros que nos son tan evidentes, en cualquier caso en sus manos está prevenir para que el problema no se convierta en una agresión irremediable”. González-Cabrera recuerda así que caer en este acoso no es culpa del menor. https://www.newtral.es/