Cardenal del Opus Dei en Perú, Juan Luis Cipriani, sancionado por el Vaticano tras denuncias de pederastia

El Vaticano confirmó este domingo que las sanciones disciplinarias contra el cardenal Juan Luis Cipriani Thorne, primer cardenal del Opus Dei y exarzobispo de Lima, Perú, continúan vigentes. Estas medidas incluyen restricciones a su actividad pública, residencia y uso de insignias, y fueron impuestas tras denuncias de abuso sexual en su contra. Aunque Cipriani niega las acusaciones, calificándolas de “completamente falsas”, aceptó las sanciones, que se implementaron al retirarse en 2019 como líder de la iglesia peruana.

Cipriani, de 81 años, reside actualmente en Madrid y Roma, y su caso refleja un patrón similar al de otros altos clérigos acusados de abuso sexual, quienes también han enfrentado restricciones severas. Estas medidas surgen en un contexto de agitación en la iglesia peruana, marcada recientemente por la decisión del papa Francisco de disolver el influyente movimiento laico Sodalitium Christianae Vitae, tras descubrirse abusos sexuales, financieros y físicos por parte de sus líderes.

El escándalo del Sodalitium, fundado en 1971 como una reacción conservadora a la teología de la liberación, ha sacudido a la iglesia en Perú durante décadas. A pesar de las denuncias iniciales en 2000, el caso ganó notoriedad tras la publicación del libro Mitad monjes, mitad soldados en 2015, que expuso las prácticas abusivas del grupo. El papa Francisco comenzó a tomar medidas en 2022, expulsando a líderes del Sodalitium y, recientemente, ordenó su disolución.

Cipriani, quien lideró la iglesia peruana durante los momentos más críticos del escándalo, ha sido señalado por su supuesta complicidad al no abordar adecuadamente las denuncias. Las víctimas han criticado la lenta respuesta de la iglesia y la protección que el Sodalitium recibió tanto en Perú como en el Vaticano.

Mientras tanto, los obispos peruanos expresaron su solidaridad con las víctimas, reconociendo su dolor y lamentando los errores en el acompañamiento pastoral. Este caso subraya la necesidad de continuar priorizando a las víctimas y promoviendo la transparencia en la iglesia.