En los 90, Brendan Fraser fue una de las estrellas más populares del cine por sus papeles en “George de la Jungla”, la trilogía de “La Momia” o “Al diablo con el diablo”.
Fraser sufrió dolorosos altibajos a lo largo de su carrera pero el domingo vivió un día para el recuerdo en el Festival de Venecia, ovacionado por su papel en “The Whale” bajo las órdenes de Darren Aronofsky.
“Simplemente estoy intentando aguantar hoy (…) Gracias por esta maravillosa acogida, deseo que esta película cause la misma profunda impresión que provocó en mí”, animó visiblemente emocionado el actor estadounidense en la presentación de la película.
Fraser intentó salir de la sala pero los aplausos de la multitud lo obligaron a quedarse.
Sus fanáticos podían disfrutar del actor casi sin respiro. Sin embargo, en unos pocos años, pasó de protagonizar éxito tras éxitos a prácticamente desaparecer de la pantalla grande.
“The Whale”, basado en la homónima obra teatral de Samuel D. Hunter, es la historia de Charlie, un profesor de inglés que tras la muerte de su novio empieza a engullir comida basura en un intento de anestesiar su dolor.
Su vida transcurre con sus 266 kilos de carne y hueso varados en el sofá, conectado al inhóspito mundo exterior solo por las clases que imparte desde su ordenador, mientras la muerte asoma en el horizonte al olor de sus venas obstruidas y su debilitado corazón.
Sin embargo Charlie alberga un último deseo: reconstruir la relación con su hija adolescente, Ellie (Sadie Sink), de la que se separó al abandonar su hogar para empezar la relación con un hombre.
De este modo, la casa en la que viven enclaustrado, se convierte en el escenario de un emocionante duelo dramático con la niña en un intento de hallar la salvación antes del fin.
Aronofsky mantiene una relación especial con Venecia: fue en este festival donde estrenó su película más aclamada, “Black Swan” (2010), obtuvo el León de Oro por “The Wrestler” (2008) y ahora regresa con “The Whale” cinco años después de “Mother!” (2017).
Por eso no ocultó su emoción: “Estoy entusiasmado con volver. En los últimos años perdimos demasiado por la separación de la conexión humana y el cine va de eso, de tener algo que compartir y dos horas de empatía, que es lo que el mundo exactamente necesita”, señaló.
El cineasta leyó hace diez años en la prensa una reseña de la versión teatral, la historia le conmovió “profundamente y por eso propuso a su autor llevarla al cine, logrando su beneplácito, aunque la pandemia retrasó el proyecto.
Eligió a Fraser después de verlo por casualidad en el traíler de una película brasileña de bajo presupuesto y en 2020 empezaron a rodar con todas las precauciones, dado que la trama transcurre en una única localización -la casa- y tiene solo cinco personajes.
El resultado es una tierna historia de redención, una alerta sobre los prejuicios, para la que Fraser, a sus 53 años, ha tenido que trabajar duramente hasta conseguir un aspecto perturbador, gracias también a la prótesis de un barriga de 130 kilos de peso.
“Tuve que aprender a moverme de un modo nuevo, desarrollé músculos que no sabía que tenía, sentí vértigos al final de la jornada cuando me quitaban la prótesis por una sensación ondulante como cuando bajas de una góndola en Venecia”, rememoró.
Pero Charlie, el personaje “más interesante” de su trayectoria, es en realidad “un rayo de luz en un lugar oscuro”.
El actor estadounidense, uno de los más populares de los últimos años 90 por papeles como “George de la jungla” o la trilogía “The Mummy”, sabe bien lo que significa el abandono y el dolor como emblema de los “juguetes rotos” de la industria.
Y es que su juventud dorada precedió a un abrupta decadencia que empezó por una serie de lesiones causadas por las acrobacias por su papel de Tarzán. Los esfuerzos físicos y su negativa a utilizar dobles de acción lo apartaron por primera vez de la industria. En declaraciones a la revista GQ en 2018, Fraser confesó que tanto se esforzó por ofrecer excelentes actuaciones físicas en sus películas que terminó destrozando su cuerpo. Mantener su apariencia tuvo un costo extremo para él.
Sus años como estrella de acción todoterreno de Hollywood terminaron pasándole factura en torno a 2008, cuando estaba rodando en China la tercera parte de la saga “La momia”. Su cuerpo ya no daba más. Y luego vino lo peor. Durante casi siete años se sometió a múltiples operaciones.
Luego, en 2017, llegaría su doloroso divorcio de su esposa, Afton Smith, así como la depresión por el acoso sexual que sufrió, según denunciaría él mismo públicamente, por parte del ex presidente de la Asociación de la Prensa Extranjera de Hollywood (HFPA) Philip Berk.
Según describió en la entrevista con GQ, dos años antes de convertirse en presidente de la poderosa organización, Berk se le acercó para saludarlo y aprovechó el gentío para pellizcarle el trasero y, posteriormente, empleó uno de sus dedos para tocarle la zona entre los testículos y el ano. El propio Berk hace mención de este hecho en sus memorias, pero en esas páginas indicó que aquello fue una broma. Pero Fraser tiene una versión muy distinta: “Su mano izquierda se extiende, me agarra la nalga y uno de sus dedos me toca en el perineo. Y empieza a moverlo”, detalló el actor a la publicación.
El periodista aseguró a la revista que Fraser se había inventado la historia. No obstante, los representantes del actor exigieron una disculpa escrita a la Asociación de Prensa Extranjera de Hollywood. Berk pidió disculpas pero negó el hecho.
Pero Fraser no pudo olvidarlo y su angustia terminó desembocando en una profunda depresión. La experiencia lo dejó con una sensación de pérdida, o de que “le habían quitado algo”. Aquel desagradable episodio lo convirtió en una persona solitaria y lo obligó a retirarse de la escena pública. “Me hizo retroceder, me hizo recluirme”, confesó el actor.
Ahora Fraser, con los cambios inevitables que conlleva la edad, a sus 53 años desfila por la alfombra roja de uno de los festivales de cine más importantes del planeta.
Por el momento, su nombre ya figura como favorito en los premios en Venecia y como futuro candidatos a los premios Oscar, si bien él prefiere no lanzarse a vaticinios: “Mi bola de cristal se rompió y desconozco qué sucederá en el futuro”, atajó a las preguntas de la prensa.
En esta nueva etapa de su vida el nacido en Indiana es considerado por prestigiosos cineastas. Forma parte del próximo largometraje de Martin Scorsese, “Killers of the Flower Moon”, filme en el cual también participan Leonardo DiCaprio y Robert De Niro.