Boston arranca las Finales de la NBA golpeando primero. Los de Udoka se han llevado el Game 1 tras derrotar a Golden State 108-120, robando el factor cancha nada más arrancar la eliminatoria y demostrando que de momento el agotamiento no está pudiendo hacer mella en ellos. Pese a venir de dos series larguísimas, los Celtics cerraron el duelo a un nivel estratosférico, cambiando por completo el rumbo del partido en un último cuarto sin precedentes en la historia de las Finales.
El arranque, no obstante, estuvo dominado por los Warriors, más en concreto por Stephen Curry. Con 21 puntos en los 12 primeros minutos, el base dejó claro que tenía ganas de volver a lucirse en la ronda final por el anillo tras estos años de ausencia, y bombardeó a base de triples a unos Celtics que iban poco a poco tomándole el pulso al encuentro. Por suerte para los visitantes, Steph no pudo dar continuidad a semejante nivel de acierto, pero simplemente por la inercia de este comienzo logró acabar el duelo con 38 puntos y un 7/14 en triples.
Con todo, el momento de mayor dominio local llegó, oh sorpresa, en el tercer cuarto. La vuelta de vestuarios se convirtió en la habitual tormenta de Golden State, que jugó aquí sus mejores minutos sin una dependencia tan grande de Curry como anotador y con otros hombres como Andrew Wiggins, que terminó con 20 tantos, dando un paso adelante. Con un parcial de 38-24, los de Steve Kerr llegaron a colocarse 15 arriba en los últimos instantes de dicho parcial, una diferencia que en muchas ocasiones les habría sido suficiente durante su dinastía.