El presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, aseguró el pasado sábado en una entrevista con CNN que es posible que su país comience a recibir diésel procedente de Rusia a partir del próximo mes de septiembre.
«Las negociaciones [con Rusia] continúan. Creo que para el mes que viene existe la posibilidad de que comience a llegar. Esta compra en el extranjero no influirá directamente en el precio de la bomba. También estamos negociando con otros países para comprar diésel», sostuvo el mandatario.
Para el presidente, «el gran problema» en Brasil es que se comenzaron a construir refinerías, pero «desaparecieron con 100.000 millones de reales» y no se construyeron. «Buscaremos alternativas, comprando en el exterior. Y también, ver si la iniciativa privada invierte en refinerías en Brasil. Sin corrupción, queda dinero para ayudar a la población», dijo Bolsonaro, quien se juega la reelección en las próximas elecciones de octubre.
El pasado mes de julio, el ministro brasileño de Asuntos Exteriores, Carlos França, aseguró que el gigante latinoamericano deseaba comprar todo el diésel que pueda a Rusia, un país que definió como «un socio estratégico, seguro y muy confiable».
«Rusia es un socio estratégico para Brasil. Somos socios de los BRICS (…) Tenemos que asegurarnos de tener suficiente diésel para la agroindustria brasileña y, por supuesto, para los conductores brasileños», dijo França desde Nueva York, donde participó en una reunión del Consejo de Seguridad de la ONU.
El incremento de los precios de los combustibles, uno de los principales impulsores de la inflación –que supera el 10 %–, es una de las preocupaciones de Bolsonaro, especialmente a pocos meses de los comicios, en los que Luiz Inácio Lula da Silva, líder del Partido de los Trabajadores, parte como favorito.