La ley de Bienestar animal lleva meses generando una fuerte polémica con partidos políticos, colectivos animalistas y juristas envueltos. La norma, que incluye medidas como la esterilización obligatoria de los gatos, la imposición de cursos para los dueños de perros o el castigo para quienes dejen sin supervisión al animal de compañía, ha traído de cabeza a los socialistas durante meses, que han luchado hasta el último minuto para que se aprobara en el Congreso con letra pequeña: excluir a los perros de caza.
El PSOE presentó una enmienda para excluir a estos animales (una manera de contar así también con el voto rural), algo que Podemos y los socios de investidura consideraban una línea roja hasta ahora.
Aprobada la Ley de Bienestar Animal. Tras meses de lucha, el Congreso ha dado luz verde a la ley de Bienestar Animal con el apoyo de los dos partidos del Gobierno (PSOE y Unidas Podemos), así como sus socios habituales. El resultado de la votación ha sido 174 a favor, 167 en contra y 5 abstenciones. Esta norma, que a partir de ahora pasará al Senado para su tramitación, fija nuevas nuevas condiciones para cuidar y mantener a los animales. Por otro lado, también ha sido aprobada la reforma del Código Penal que modifica las penas sobre el maltrato animal.
Los perros de caza: la eterna disputa. El problema de fondo y la fuente de la polémica era que los socialistas se apoyaron en el PP y Vox, entre otras formaciones, para introducir una enmienda que cambiaba el texto: sacar de la ecuación a los perros de caza de rehalas, pastores y de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad, así como los utilizados en actividades deportivas. A esta nueva condición los otros partidos como Unidas Podemos, EH Bildu y ERC se oponían.
Sin embargo, la disputa ha concluido hoy. Finalmente, el partido liderado por Ione Belarra ha cedido ante el PSOE a pesar de que se mantiene la exclusión de este tipo de canes y ha votado a favor de la ley. Principalmente este cambio de maniobra se debe a que votar en contra implicaría tumbar una ley que ellos mismos impulsaron y que consideran necesaria. Vamos, que mejor sin los perros de caza, que sin ley.
¿Por qué la polémica? Tal y como comentaba la Real Federación Española de Caza (RFEC), tanto el PP y Vox como el PSOE (que por otro lado quiere hacerse con el voto rural) creen que los perros de caza y de rehalas «deben tener un tratamiento diferente al de un chihuahua que vive en un piso de Madrid». «Estos animales no son mascotas, tienen que tener una regulación específica», explicaba Manuel Gallardo, presidente de la asociación en este reportaje de EL PAÍS.
En el otro bando se encuentran las organizaciones proteccionistas, que demandan incluir a estos perros. De hecho, 52 de ellas han pedido retirar la norma si se aprueba esta exclusión. «La enmienda del PSOE que plantea la segregación de los perros en función de actividades profesionales y de ocio supone un movimiento regresivo en España», criticaba la Fundación Franz Weber. También la Real Sociedad Canina de España ve algunos agujeros en la enmienda: «Es muy difícil saber qué perros estarían afectados por esta enmienda, porque el 80% de las razas se pueden usar para cazar».
¿En qué consiste la ley? Aunque el debate y la polémica hayan recaído especialmente en los perros de caza por todo el lío político, la norma aprobada en el Congreso supone un antes y un después en materia de protección de los animales. Entre otras medidas, incluye la esterilización obligatoria de los gatos, la preservación de las colonias felinas o la imposición de cursos para los dueños de perros que, además, deberán tener un seguro de responsabilidad civil por daños a terceros. Además, prohíbe la eutanasia salvo en casos de enfermedades incurables o sufrimiento extremo y se restringe el listado de especies que pueden tenerse como mascota.
Por otro lado, se incluyen castigos para los dueños que dejen sin supervisión a las mascotas durante más de tres días seguidos. En el caso de los perros, el tiempo máximo es de 24 horas. Y la ley elimina también la etiqueta de «razas potencialmente peligrosas» pasa sustituirlas por un test de sociabilidad al que deberán someterse los animales violentos para saber si necesitan correa corta y bozal.