La región latinoamericana podría ahorrar el 4 % de su Producto Interior Bruto (PIB) si realmente controlara que las ayudas se entregan solo a quien las necesita, afirmó hoy la presidenta del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), Reina Irene Mejía.
«La región puede ahorrar un 4% del PIB asegurando que las transferencias solo se entreguen a quienes realmente las necesitan y, entre otras cosas, eliminando los sobreprecios en las compras», apuntó la presidenta en la inauguración de la 56ª Reunión de la Red de Bancos Centrales y Ministerios de Hacienda de América Latina y el Caribe.
En los tiempos que corren, con una inflación desbocada, los políticos han tratado de mitigar sus impactos «a través de transferencias y subsidios», por eso hoy en día deben ser «más eficientes» que nunca con el gasto público y garantizar que las ayudas van a quien realmente las necesita.
«Los programas de transferencia de efectivo deben expandirse para llegar a poblaciones nuevas y vulnerables que podrían caer en la pobreza, como mujeres, minorías, migrantes y grupos en áreas rurales a los que es más difícil llegar», señaló Mejía.
Entre otras herramientas, añadió, los políticos «deberían aprovechar las nuevas tecnologías digitales innovadoras que resultaron de la pandemia y usarlas para ayudar a los necesitados de manera efectiva».
«Lo que realmente me preocupa es que la inflación tiene un impacto desproporcionadamente negativo en los pobres, quienes tienen menos herramientas para enfrentarla», apuntó Mejía, quien aseguró que en un escenario en el que los precios de los alimentos aumenten un 20%, alrededor de 9,5 millones de personas podrían caer en la pobreza en la región.
Una transferencia de efectivo lo suficientemente grande para que los hogares pobres ayuden a compensar los impactos de los precios más altos de los alimentos, estima el BID, costaría alrededor de 1.300 millones de dólares por mes, lo que equivale al 0,4% del PIB de la región. EFE