¿Qué es la «cultura de la cancelación»? Si le preguntamos a Gonzalo Torné, escritor y autor del breve ensayo La cancelación y sus enemigos, nos responderá que tan sólo son «audiencias empoderadas». Es decir, un público que dispone de mecanismos para penalizar a figuras cuyo comportamiento pasado o presente no se adecúe a la nueva etiqueta social. Un público que ha cobrado conciencia de su poder, que sabe que tiene herramientas para organizarse y que no asiste impasible, como antaño, a la invulnerabilidad de la fama.
Un público, en definitiva, que puede castigar incluso al más popular de los streamers.
Adiós, AuronPlay. Lo ha anunciado hace algunas horas: AuronPlay, catorce millones de seguidores en Twitch, se marcha de la popularísima plataforma de streaming por un tiempo indefinido. No ha dado razones demasiado concretas: «Estoy muy quemado de internet (…) Llevo once años dedicándome a la creación de contenido y se me ha notado últimamente. He tenido una época en la que he abierto stream enfadado y gruñón. Se me ha notado, por ejemplo, con lo de los ESLAND». Tampoco una fecha (tres días, una semana, un mes).
El cierre también afecta al resto de sus redes sociales, Twitter incluido. Once años de andadura profesional después, AuronPlay se ha cansado de estar «pendiente 24/7» de Internet.
Los problemas. ¿O quizá sea al revés? Es probable que AuronPlay se haya cansado de Internet, pero es seguro que una parte de Internet se ha cansado de él. Su primer exabrupto llegó tras la segunda edición de los Premios ESLAND, una suerte de «Oscar» de la comunidad streamer y youtuber organizados desde el año pasado por The Gregf. AuronPlay se puso en el centro de la polémica, primero, por ausentarse de la ceremonia al celebrarse en Ciudad de México, posición compartida por el también popularísimo elRubius.
Segundo, por su reacción al reparto de premios. AuronPlay era el streamer con más nominaciones junto a Ibai (cinco cada uno) y se llevó un total de… Cero premios individuales. Su reacción ante la derrota no fue magnánima, cargando contra el sistema de votación (muy dependiente del voto del jurado, donde Ibai o IlloJuan salieron más favorecidos): «Si estoy nominado el año que viene, le diré a The Grefg que renuncio a la categoría mientras siga este sistema de votación con gente que va a hacer todo lo posible para que no me lo lleve».
Los problemas de verdad. El asunto, obviamente, levantó asperezas con el resto de la comunidad streamer, Ibai a la cabeza. AuronPlay jamás ha destacado por ser el streamer/youtuber más amigable de la industria, cuestión que quizá se le haya vuelto en su contra durante los últimos días. La semana pasada, el youtuber AxelBlaze16 entrevistaba a Ithaisa Suárez, madre de Yeremi Vargas, niño desaparecido en Canarias hace quince años. Durante la conversación, Suárez confesó que una hoy popular creadora de contenido, Sara Modelo, le acosó en redes sociales mofándose cruelmente de su hijo.
Vasos comunicantes. Sara Modelo es el nombre real de Biyín, una de las youtubers más populares de España latinoamérica y… Pareja de AuronPlay. Vertidas las acusaciones, Biyín optó por negarlas en su canal de Twitch (tres millones de seguidores): «Es una señora que me acusa de unas cosas que, no sé, una de dos: o se está equivocando o alguien le está pagando. Llega un punto que ya no sé ni qué creer. Quiero pensar que esta persona se está confundiendo. Soy muchas cosas en esta vida, pero gilipollas y tonta, no».
Biyín sí resultó ser desmemoriada. Durante los últimos días han surgido numerosos tuits, ya eliminados, en los que se comprueba la larga retahíla de chistes de dudoso gusto publicados por Biyín contra Yeremi Vargas y otros colectivos racializados: «Lo de su hijo muerto y penetrado me la refanfinfla, peores cosas le hacían a los judíos, y no es que no lo mereciesen ambos». Los mensajes datan de 2013. Por entonces, Biyín parecía tener muchas cosas que decir sobre los judíos o los latinoamericanos: «Se ha quedado buena tarde para hacer quedada neonazi y reventar unas cuantas cabezas peruanas».
¿Qué haces, Auron? ¿Cosas nazis? El torrente de mensajes rescatados ha sido tan potente que ha terminado afectando a Auron, si bien sus chisteseran mucho menos brutales. Ante evidencias tan abrumadoras y ante un fondo mucho más racista que cómico, Biyín aceptó su comportamiento pasado y trató de disculparse en Twitch. Algunas de sus declaraciones:
«Yo hacía humor negro, pido disculpas, era una gilipollas. Me sabe mal si alguien paso un mal rato por mí (…) Ahora lo veo como una persona adulta de 31 años y me da puta vergüenza lo que hacía y a lo que dedicaba mi tiempo. Me da puta vergüenza y me da mucho asco (…) Me sacáis cosas de hace diez años y eso significa que lo he estado haciendo bien hasta ahora. Me duele que ayer mucha gente, que no me importa, sabiendo cómo son las funas participaran y estuvieran gozándolo. Eso me parece ser una persona nefasta.»
El comunicado no pasaría el filtro de un especialista en relaciones públicas. AuronPlay y Biyín justificaron su comportamiento pasado a través del «humor negro» y la utilización de «nazi» como meme. Material de primera para El Mundo Today, que ha resumido bien la torpeza de Biyín con una noticia titulada Adolf Hitler pide que no se saque el Holocausto de contexto: «Son cosas [ser nazi y difundir el nazismo] que se hacían antes y que por aquel entonces tenían su gracia porque era una cosa de humor negro y de ser provocador, pero no tiene más y no pienso dar más explicaciones sobre este tema».
El final de la escapada. La tormenta mediática ha quebrado la paciencia de AuronPlay. Aunque no hace referencia a los chistes racistas en su despedida, sí lo ha sugerido veladamente: «No soy un streamer de actualidad ni tecnología. Soy de comedia, humor y me dedico a hacer reír a la gente. No tengo ganas de reírme». También ha citado la muerte de su gato como un peso emocional que le ha pasado factura. La mezcla de irascibilidad a partir de los premios y, sobre todo, su vulnerable posición pública tras la polémica de Biyín han colmado un vaso que llevaba llenándose muchos años.
La naturaleza. ¿Era inevitable que el contenido generado en el pasado por AuronPlay u otros creadores de contenido se les volviera en su contra? Hasta cierto punto, sí: como explica aquí Mozo Yefímovich, gran parte del éxito original de AuronPlay consistía en bromas más o menos salvajes (remember «caranchoa») dirigidas hacia un público adolescente. La menor escala de su audiencia (y otra sensibilidad pública) les permitía pasar por encima de polémicas como las actuales, tan insalvables que han terminado cancelando a uno de los principales streamers del mundo.