A la hora de limpiar tus oídos, es importante saber cómo eliminar el cerumen sin lastimarlos. Una lesión podría generar molestias, dolor e incluso dañar la audición de manera permanente.
Cuando hay exceso de cerumen en los oídos, puede haber comezón en el canal auditivo, sensación de mareo, zumbidos, secreciones, disminución de la audición y dolor de oídos.
La primera recomendación es no introducir objetos puntiagudos en los conductos auditivos, por lo que el hisopo sólo debería utilizarse para las paredes de la oreja.
Puedes usar una solución salina de una cucharada de sal en ½ taza de agua. Con un trozo de algodón empapado, deja caer algunas gotas en el oído con la cabeza inclinada levemente hacia arriba. Deberías mantener esta posición un par de minutos para que el líquido entre en el oído. Luego, inclina la cabeza en dirección opuesta para drenar la solución.
Aceites: también puedes preparar una solución en base a aceites naturales, que se venden en cualquier farmacia. Debido al carácter oleoso de la cera, existen preparaciones a base de aceite que disuelven el tapón para su posterior extracción.
Aceite de oliva: de igual manera, funciona para ablandar la cera de los oídos. Pon dos o tres gotas en el oído afectado antes de irte a dormir, repitiendo durante 3 o 4 días seguido. Si el tapón no se ha eliminado, deberías acudir a tu médico.