La tragedia se desencadenó cuando se encendió un artefacto pirotécnico. Otras 636 personas resultaron heridas.
RT.-Casi nueve años después de la muerte de 242 personas, de entre 18 y 30 años, en el incendio de una discoteca durante una fiesta universitaria en el estado de Río Grande do Sul, el juicio contra los cuatro acusados arrancó este miércoles en la capital de Porto Alegre.
En el incendio, que tuvo lugar la madrugada del 27 de enero de 2013 en la sala Kiss, en el municipio de Santa Maria, otras 636 personas resultaron heridas.
La tragedia se desencadenó cuando el vocalista de la banda musical Gurizada Fandangueira encendió un artefacto pirotécnico y las chispas golpearon parte del techo, que estaba cubierto con una espuma para el aislamiento acústico, lo que provocó que el fuego se extendiese rápidamente.
Además, con el incendio se liberaron gases tóxicos que provocaron varias de las muertes, mientras que otras personas perdieron la vida al ser pisoteadas en medio del caos.
«Sin salida»
A todo esto se añadió que los extintores contra incendios no funcionaron y tampoco había salida de emergencia. Testigos presenciales relataron que, al principio, los guardias de seguridad, que se encontraban en la única puerta de salida, impidieron a las personas acceder al exterior, porque pensaban que querían irse sin pagar.
Durante el rescate, los bomberos encontraron cadáveres amontonados frente aquella puerta, así como en los baños del club, a donde muchos acudieron en un intento de salir del local.
Los acusados son los socios de Kiss Elissandro Callegaro Spohr y Mauro Londero Hoffmann; el vocalista de la banda Gurizada Fandangueira, Marcelo de Jesus dos Santos; y el productor musical Luciano Bonilha Leão.
Se espera que el juicio, que será retransmitido por le canal de Youtube del Tribunal de Justicia, dure unas dos semanas, en las que se escucharán a las 14 víctimas y 19 testigos, además de los cuatro acusados.
El incendió es el segundo más grande ocurrido en el país, en lo que respecta al número de víctimas, tras uno en 1961 en el Circo Americano de Niteroi, en Río de Janeiro, donde murieron 503 personas, la mayoría niños.