Argentina y Venezuela normalizaron sus relaciones diplomáticas con la asunción del nuevo embajador argentino en Caracas después de siete años del puesto vacante.
Oscar Laborde presentó este lunes sus cartas credenciales al presidente Nicolás Maduro, “restableciendo así las relaciones bilaterales al más alto nivel diplomático”, destacó la cancillería argentina en un comunicado.
Argentina no tenía embajador en Caracas desde fines de 2015, cuando el entonces presidente conservador Mauricio Macri rompió con la alianza política y económica entre Buenos Aires y Caracas entablada bajo la gestión de su antecesora de centroizquierda, Cristina Fernández de Kirchner (2007-2015), y se alineó a los países que dentro del Grupo Lima asumieron una posición crítica hacia el gobierno de Maduro.
El Grupo de Lima surgió en 2017 para acompañar a la oposición venezolana y el bloque reconoce al líder opositor Juan Guaidó como presidente interino de ese país. El grupo está formado por Brasil, Canadá, Chile, Colombia, Costa Rica, Guatemala, Guyana, Honduras, Panamá, Paraguay, Perú y Santa Lucía.
Tras la llegada de Alberto Fernández al poder en 2019, con Fernández de Kirchner como vicepresidenta, Argentina se retiró del Grupo Lima aunque apoyó las resoluciones contra Venezuela en Naciones Unidas por violaciones a los derechos humanos. Al mismo tiempo el mandatario peronista mantuvo al diplomático Eduardo Porretti -encargado de negocios- como responsable de la embajada en Caracas.
En abril de este año, el presidente Fernández anunció su intensión de normalizar las relaciones diplomáticas con Venezuela e invitó a otros países de la región a seguir el mismo camino. El mandatario argentino argumentó entonces que la situación de los derechos humanos en ese país había mejorado, lo cual le valió críticas de la oposición y de organismos internacionales como Human Rights Watch.
Según la cancillería argentina, Maduro “ofreció una colaboración en el área energética y consideró que la CELAC (un mecanismo regional que impulsa el desarrollo, y para el cual este año Argentina ejerce la Presidencia Pro Témpore) es el ámbito propicio para desarrollar la integración regional en estos tiempos”. Agregó que el jefe de Estado y el embajador argentino “se plantearon el objetivo de ampliar el intercambio comercial bilateral, que durante la gestión anterior se vio perjudicada notoriamente”.
Laborde, de 69 años, militó en el partido comunista de joven y en las últimas décadas se identificó con el kirchnerismo, corriente de centro-izquierda dentro del peronismo que lidera Fernández de Kirchner.
Hasta su designación como embajador, Laborde se desempeñaba como legislador del Parlasur, el Parlamento del Mercosur, que representa los intereses de los Estados que integran esa unión de países.