Amenaza desde Bel-Air: líder de pandilla haitiana promete lucha sin tregua

Las pandillas en Haití aseguran que continuarán su “lucha” hasta “derrocar al sistema”, según declaró a la agencia EFE Kempès Sanon, líder de la banda armada Bel-Air, una de las más violentas del país y sancionada por Estados Unidos por su presunta implicación en asesinatos, secuestros y extorsiones.

“La batalla llegará hasta el final. Aunque nos lancen drones kamikazes por aire y por tierra, la batalla no se detendrá”, expresó Sanon, de 46 años, desde su residencia en Bel-Air, una zona de Puerto Príncipe controlada casi por completo por grupos criminales y fuertemente custodiada por sus hombres.

La pandilla Bel-Air es una de las más temidas de la capital y forma parte de la coalición Viv Ansanm (Vivir Juntos), liderada por el exagente policial Jimmy Chérizier, conocido como “Barbecue”, por quien Estados Unidos ofrece una recompensa de cinco millones de dólares.

Washington incluyó recientemente a Sanon en su lista negra, acusándolo de fomentar la violencia y el caos en un país asfixiado por la inseguridad, la crisis económica y los desastres naturales, según informes de la ONU.

El líder criminal señaló que Estados Unidos, Canadá y Francia “han visto que luchamos contra sus intereses. Por eso, siempre nos incluirán en las listas de terroristas”, al tiempo que acusó a estas naciones de “chuparle la sangre” a Haití, que asegura “seguirá sumido en la inseguridad y la miseria” mientras persista esta situación.

De acuerdo con cifras de la ONU, más de 16,000 personas han muerto por la violencia de las pandillas desde 2022, y más de 4,000 asesinatos ocurrieron solo en el primer semestre de este año. El alto comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Volker Türk, indicó que más de la mitad de los homicidios recientes se produjeron durante operaciones de las fuerzas de seguridad contra las bandas.

Actualmente, la influencia de estos grupos se extiende más allá de la capital, alcanzando regiones como Centro y Artibonito, donde controlan el tráfico de armas, drogas y personas, lo que —según Naciones Unidas— amenaza con desestabilizar aún más la región.

Uno de los ataques más recientes ocurrió el 11 de septiembre, cuando 42 personas fueron asesinadas en Laboderie, a unos 40 kilómetros al norte de Puerto Príncipe, en una emboscada atribuida a Viv Ansanm. Los cuerpos fueron abandonados en el lugar y muchos sobrevivientes huyeron del área, según las autoridades locales.

Sanon afirmó que su movimiento busca un cambio profundo para el país. El Estado haitiano “no responde” a las necesidades de la población, “somos nosotros y nuestros soldados quienes cuidamos de nuestros barrios (…) Viv Ansanm “lucha contra la inseguridad. Quiere derrocar este sistema”, afirma.

El pandillero recordó también su participación “en la paz” declarada por Barbecue en agosto pasado, que permitió el regreso de desplazados a sus hogares en barrios del centro de la capital. Sin embargo, denunció que “los nueve ladrones que forman parte del Consejo Presidencial de Transición”, el órgano de gobierno provisional, “prefieren la inseguridad para poder ganar dinero y también para poder permanecer más tiempo en el poder”.

Pese a ese supuesto cese temporal de violencia, miles de familias que intentaron regresar a sus hogares encontraron sus casas destruidas o saqueadas, mientras la Policía Nacional de Haití advirtió que podrían ser utilizadas como escudos humanos por las pandillas.

El pasado 30 de septiembre, el Consejo de Seguridad de la ONU aprobó el despliegue de la Fuerza de Eliminación de Pandillas (GSF, por sus siglas en inglés), que sustituye a la Misión Multinacional de Apoyo a la Seguridad (MSS), encabezada por Kenia, la cual no logró los resultados esperados durante su implementación el año anterior.