El recrudecimiento de los grupos pandilleros en el país ha generado una creciente preocupación entre la población. Según expertos en conducta, los miembros de estos grupos son conocidos como «ninis», ya que ni trabajan ni estudian.
Lo alarmante es que este fenómeno ha dejado de tener límites territoriales. Estos grupos solían cometer delitos en barrios y sectores populares, pero con el tiempo han escalado hacia áreas más privilegiadas de la sociedad.
La preocupante escalada de la violencia y los delitos asociados a bandas y pandillas está cobrando fuerza, y se atribuye en gran medida a la falta de control parental sobre sus hijos.
Según Participación Ciudadana, los comerciantes de la violencia son el resultado de políticas estatales que han quedado cortas en su intento de abordar de manera efectiva este problema creciente.
La facilidad con la que estos jóvenes portan armas de fuego ha generado una creciente preocupación, y la población teme salir de sus hogares debido a esta situación alarmante.
En los últimos meses, ciudades como Santiago, Santo Domingo y San Francisco de Macorís han experimentado un incremento significativo de enfrentamientos y delitos, protagonizados en su mayoría por jóvenes menores de 25 años.