En Nueva Zelanda, Alice Cowdrey experimentó un momento de tensión cuando, mientras paseaba con su perro en la playa Tapuae, al sur de Nueva Plymouth, descubrió lo que parecía ser un torso humano sin cabeza. La realidad de la figura, especialmente los dedos de los pies y las uñas, la llevó a pensar que se trataba de un cuerpo humano. Alarmada, Cowdrey contactó a la policía. Sin embargo, cuando los oficiales investigaron el objeto, se dieron cuenta de que era una muñeca sexual muy realista. A pesar de la vergüenza inicial, le confirmaron a Cowdrey que había actuado correctamente al llamarlos. Curiosa, Cowdrey investigó en línea y descubrió que tales muñecas pueden ser bastante caras, lo que la llevó a especular que podría haber sido robada y abandonada en la playa.