América Latina es la región menos preparada del mundo frente a los ciberataques, con una estimación de 1600 ciberataques por segundo. La rápida digitalización experimentada en la región en los últimos años ha llevado a un aumento en la vulnerabilidad a los ataques cibernéticos. La pandemia aceleró el proceso de automatización tanto en el sector público como en el privado, y el uso de teléfonos inteligentes y redes sociales es uno de los más altos del mundo en la región.
La falta de enfoque en la ciberseguridad y los retos presupuestarios, debido a las necesidades y desigualdades en la región, contribuyen a la extrema vulnerabilidad. Los ciberataques no están limitados por fronteras, lo que significa que un ataque en un país puede tener un impacto regional.
Uruguay, Chile y Colombia son algunos de los países que están tomando medidas de protección y legislativas en ciberseguridad. Brasil también es un país que ha tomado medidas, pero también es el país con más ciberataques y es un generador importante de ataques contra su propia población.
Los ciberataques afectan tanto al sector gubernamental como a las empresas, y en muchos casos, los ataques exitosos comienzan con errores humanos. La falta de conocimiento, conciencia y capacitación en ciberseguridad en empresas pequeñas aumenta su vulnerabilidad.
El retraso legislativo en la región dificulta la investigación y la toma de medidas frente a los ciberataques. La legislación debe ser el resultado de un diálogo regional para facilitar la investigación y la cooperación entre países. La falta de legislación específica también aumenta la impunidad frente a los ciberdelitos.