Las protestas en Irán por la muerte de Mahsa Amini suman al menos 41 muertos y 1.186 detenidos tras nueve días, mientras el Gobierno movilizó este domingo a miles de ciudadanos en marchas en contra de los manifestantes que piden más libertades.
Nueve días después de la muerte de Amini tras ser detenida por la Policía de la moral por llevar mal el velo obligatorio en el país parece que las protestas se apaciguan, pero es difícil analizar la situación dadas las restricciones que impone el Gobierno en internet y a informadores.
Las redes móviles están siendo cortadas por las tardes y noches, y la situación del internet fijo empeoró con operadores como Mobinnet sufriendo “apagones”, explicó NetBlocks, plataforma que estudia la censura online.
El Comité para la Protección de Periodistas ha reportado la detención de al menos 18 informadores en los últimos días.
Por su parte, las autoridades no informan del número de fallecidos, pero la televisión estatal iraní afirmó que son ya 41.
En cuanto al número de detenidos, tampoco existen datos oficiales completos.
El fiscal de la ciudad de Sari, Mohamad Karimí, informó este domingo del arresto de 450 “alborotadores” en la norteña provincia de Mazandarán.
Sumados a los 736 arrestados en la provincia de Guilan, el número de detenciones conocidas asciende a 1.186.
Mientras tanto, el Gobierno iraní movilizó este domingo a miles de ciudadanos a lo largo del país en marchas contra las protestas por Amini.
Los manifestantes mostraron ejemplares del Corán, banderas iraníes y fotos de líder supremo, Ali Jameneí, en Teherán, donde marcharon al grito de “Muerte al alborotador” y “Muerte al sedicioso”.
No faltaron los habituales “Muerte a América” y “Muerte a Israel”, a quien se señala de estar tras las protestas.
Además, mostraron su apoyo a las fuerzas del orden con lemas como “Policía, te apoyamos” y al líder con “Mientras corra sangre por nuestras venas, Jamenéi es nuestro líder”.
Las marchas se repitieron en las principales ciudades del país, como Shiraz, Isfahán, Hamedán,Bandar Abas, Qom, Rasht, Ghazvin, e incluso en Sanandaj, capital del Kurdistán iraní, de donde era Amini.
Se trata de la segunda jornada de marchas pro gubernamentales desde que comenzaron las protestas por Amini el viernes 16.
Al mismo tiempo, el Ministerio de Exteriores iraní ha convocado a los embajadores británico, noruego y sueco para expresar su descontento por la actitud de esos países frente a las protestas.
“El embajador de Reino Unido (Simon Shercliff,) fue convocado por la presencia en Londres de medios de comunicación en persa hostiles”, informó este domingo la agencia Fars, que indicó que la convocatoria se produjo ayer.
Esos medios de comunicación “han incitado” las protestas con sus coberturas informativas y ayudado a “propagar los disturbios en la República Islámica de Irán”, según Fars.
El embajador de Noruega en Irán, Sigvald Tomin Hauge, también fue convocado ayer, en su caso por las declaraciones realizadas por el presidente el Parlamento noruego, Masud Gharahkhani, en apoyo a las protestas.
Por su parte el embajador sueco, Mattias Lentz, fue convocado por “el ataque de elementos hostiles a la Embajada de Irán en Estocolmo”.
Además, Irán acusó a Estados Unidos de intentar violar su soberanía después de que Washington autorizase a las empresas tecnológicas a ampliar sus servicios en el país persa, en respuesta a las restricciones de internet para atajar las protestas.
“Los intentos de violar la soberanía de Irán no se quedarán sin respuesta”, afirmó el portavoz del Ministerio de Exteriores iraní, Naser Kananí.
Amini fue detenida el martes de la pasada semana por la llamada Policía de la moral en Teherán, donde se encontraba de visita, y fue trasladada a una comisaría para asistir a “una hora de reeducación” por llevar mal el velo.
Murió el viernes 16 en un hospital adonde llegó en coma tras sufrir un ataque al corazón, que las autoridades han atribuido a problemas de salud, algo rechazado por la familia.
La muerte de Amini ha logrado galvanizar a miles de iraníes a través del dolor y la empatía, a diferencia de otras ocasiones en las que las manifestaciones se redujeron a fragmentados grupos sociales movilizados por asuntos relaciones con la economía.