El tribunal de la Primera Sala de Materia Civil y Comercial de la Suprema Corte de Justicia que preside la Jueza Vanesa Acosta, conoció este viernes la audiencia preliminar que se sigue en contra del diputado del PRM, Gregorio Castro Domínguez.
Los juristas aseguraron que están listos y preparados con todas las pruebas necesarias para demostrar su inocencia y para conocer las acusaciones del Ministerio Público y de la víctima, hacia el acusado.
La defensa del legislador calificó como “improcedentes” las acusaciones realizadas por el Ministerio Público y la “victima” a su cliente.
Con una serie de documentaciones que muestra según la defensa, la inocencia del legislador Gregorio Domínguez, llegaron sus abogados, quienes buscan probar la honradez del legislador al que se acusa de usar la fuerza pública de manera irregular.
Los juristas aseguraron que ese hecho no se cometió por lo que el congresista no violó la ley, a pesar de que los terrenos les pertenecen legalmente.
Los abogados del congresista presentaron dos incidentes a la magistrada para probar que el Ministerio Público pretende violar los derechos constitucionales del imputado, al no notificarle la admisibilidad, o no, de la querella, no obstante la defensa habérselo solicitado formalmente.
En la audiencia estuvieron presentes diputados de oposición y oficialísimo respaldando a Domínguez, quienes no dejaron pasar por alto el momento para reclamar, el que porque no se ha ejecutado una orden de arresto que pesa en contra del abogado acusador , Amadeo Peralta.
Ante los planteamientos de la barra de la defensa ante la jueza, la barra acusadora tuvo que reconocer que Gregorio Domínguez es el legítimo propietario de los terrenos ubicados en la Ensenada de Punta Rucia.
De su lado, los abogados del diputado, están dispuestos a solicitar que permitan la presencia de testigos que certifique que su defendido no participó , en destrucción alguna de la vivienda de la señora Nelly Capellán.
Los juristas informaron que al imputado no le han permitido defender su propiedad, ni defenderse de toda la “maraña” que le han creado.