La población mundial ha superado los 8000 millones de habitantes. Pero también siguen aumentando las emisiones de gases de efecto invernadero. Algunos países, entre ellos Suiza, demuestran que es posible crecer, incluso económicamente, sin generar más CO2.
Una de las aproximadamente 385 000 personas nacidas en todo el mundo el pasado 15 de noviembre habrá hecho historia: la población del planeta llegó ese día a 8000 millones, según estimaciones de la ONU. El número de seres humanos en la Tierra se ha duplicado en poco menos de cincuenta años -un crecimiento favorecido por el proceso de industrialización y el desarrollo socioeconómico en general- y, según las proyecciones, podría superarse la barrera de los 10 000 millones en torno a 2050.
Las emisiones de CO2 y otros gases de efecto invernadero también han aumentado y, al igual que la población mundial, marcaron un nuevo récord en 2022Enlace externo. Las dos curvas siguen una tendencia similar, aunque desde principios del siglo XX las emisiones han crecido más deprisa que el número de habitantes.
Sin embargo, la experta en demografía Clémentine Rossier cree que no existe una relación causa-efecto entre población y emisiones. “Una población puede ser muy numerosa sin tener una huella ecológica perjudicial, y viceversa”, afirma Rossier, profesora del Instituto de Demografía y Socioeconomía de la Universidad de Ginebra.
Los factores que contribuyen al aumento de las emisiones pueden ser múltiples y, como muestran las siguientes animaciones y gráficos, el estilo de vida tiene un impacto significativo. No obstante, el caso de Suiza demuestra que es posible contaminar menos sin sacrificar el confort.
Menos emisiones en un planeta de chinos
No todos los países han contribuido por igual al aumento de la concentración de CO2 en la atmósfera. En 1960, Estados Unidos, Rusia y Alemania eran responsables de más de la mitad de los gases de efecto invernadero producidos en el mundo. Desde la década de 1970, China ha ido escalando puestos en la lista de países con mayor huella climática y ahora ocupa el primer lugar. Aunque China es el país que más carbón quema para producir energía, también es el mayor exportador. Por tanto, muchas de sus emisiones nacionales se deben a la fabricación de productos utilizados en el extranjero.