La historia de Marco Goecke y cómo ha terminado en apenas unos segundos con su carrera como coreógrafo de Ballet, que lleva ejerciendo 20 años, es digna de guión de película de comedia. Un hecho que ha conmocionado la agenda cultural alemana y que ha creado un debate nacional sobre el papel de los críticos en el mundo del arte.
El sábado por la noche, Wiebke Hüster, una crítica de danza alemana, se encontraba en el descanso de una obra de ballet en el teatro de ópera de Hannover cuando el coreógrafo Marco Goecke se le acercó. Esa mañana, Hüster, de 57 años, había publicado una crítica del último trabajo de Goecke y no había sido muy halagadora: «Una mezcla de sentir que te estás volviendo loco y que te mueres de aburrimiento», escribió en el Frankfurter Allgemeine Zeitung, un importante periódico alemán.
Goecke, de 50 años y director de ballet en la Ópera Estatal de Hannover, la confrontó y le preguntó por qué escribía tan negativamente sobre él. Y, para sorpresa de todos los allí presentes, sacó una bolsa llena de excrementos de perro de su bolsillo y frotó las heces en la cara de la Sra. Hüster. Después la amenazó con «prohibirle la entrada» a la ópera y la acusó de ser la responsable de las cancelaciones de los abonos.
No hace falta decir que el coreógrafo ha sido suspendido de su puesto como director de ballet en la ópera de Hannover.
Sin embargo, para entender mejor lo sucedido, hay que conocer bien el contexto del artista y de la periodista y cómo llevaban años protagonizando una encarnizada batalla en la distancia hasta ahora. Goecke recibió el año pasado el premio nacional de danza en Alemania y es uno de los coreógrafos más reconocidos del país, con más de 90 coreografías en su haber durante 20 años de actividad.
El que ha sido director de la compañía de ballet de Hannover desde 2019, además de ser reconocido en todo el mundo por sus coreográfías, es famoso por llevar siempre consigo a su perro salchicha, Gustav. Su Instagram y las cientos de fotografías juntos es una prueba de ello. De hecho, según el medio Bild, ha llegado a acompañarle a una cena con Carolina de Mónaco, aficionada a esta raza de perros.
En el otro bando tenemos a la Sra. Hüster, crítica de danza durante 25 años, quien había escrito un artículo que enfureció a Goecke, una crítica publicada el mismo sábado sobre la obra En las montañas holandesas, una de las coreografías que creó para la compañía nacional de danza de los Países Bajos, que está actualmente de gira en Alemania.
Como hemos contado antes, la periodista sufrió el «ataque» del crítico y, tras el incidente en el teatro, un miembro de la oficina de prensa del teatro de la ópera le ayudó a limpiarse la cara en un baño cercano. Luego la condujo hasta una estación de policía en el centro de Hanover, donde denunció el incidente.
La Ópera Estatal de Hannover no ha tardado en comunicar publicamente en su web que ha suspendido a Goecke de su puesto como director de ballet, cargo que ocupaba desde 2019, ya que su acción «impulsiva» no solo había ofendido a Hüster, sino que «dañó enormemente» a la compañía de ballet. También le ha prohibido la entrada a las instalaciones hasta nuevo aviso «para proteger al conjunto de ballet y al teatro estatal de daños mayores»: «Estamos consternados por lo sucedido y lamentamos mucho que haya ocurrido. Tras el incidente, contactamos a la periodista y le pedimos disculpas personalmente».
¿Por qué Goecke actuó así?
«Puedo vivir con las críticas negativas perfectamente, pero las de Hüster eran personales y lo han sido así durante 20 años. Sé que el 99% de los bailarines de danza de este país se han sentido extremadamente heridos por esta mujer durante años. Después de 20 años leyendo esta mierda, mi límite rebosaba», justificaba Goecke en redes sociales.
Según su versión, cuando avistó a Hüster en el vestíbulo, se acercó para preguntarle por qué sus artículos siempre eran negativos. «Soy un ser humano», le dijo, pero ésta reaccionó «agresiva, arrogante, condescendiente». «Han sido años de crítica aniquiladora. Cuando estás en el ojo público y ves tu trabajo ensuciado por una periodista tanto tiempo, se dice que ése es el precio de ser una figura pública. Pero no estoy de acuerdo», explica.
Por otro lado, el periódico donde trabaja Hüster ha calificado lo sucedido de «humillante agresión física» y de intento de destruir la libertad de la crítica. «Este acto humillante no es sólo un acto de daño corporal, sino también un intento de intimidar nuestra visión libre y crítica del arte. La transgresión de Goecke revela la perturbada relación del artista con la crítica», señalaba el diario.
Y es que la crítica ha dicho que ya había recibido algunos correos electrónicos quejándose de su trabajo, pero que nunca se había sentido amenazada en el mundo de la danza. Y también afirma que volverá a los espectáculos tanto pronto como pueda, eso sí, nunca más para ver el trabajo de Goecke.