El mundo se dirige «con los ojos muy abiertos» hacia una «guerra más amplia» ante los crecientes «riesgos de escalada» en Ucrania, alertó este lunes el secretario general de la ONU, Antonio Guterres en la Asamblea General, que guardó un minuto de silencio por las víctimas del terremoto en Turquía y Siria.
Guterres manifestó su «profunda tristeza» por la noticia de las numerosos muertos tras el terremoto, y señaló que la ONU está «profundamente comprometida para apoyar la respuesta» para ayudar a los damnificados. Más de 2.300 personas han perdido la vida en Turquía y Siria a causa del sismo.
Guerra en Ucrania, crisis climática, pobreza extrema, estuvieron presentes en la Asamblea. «Hemos iniciado 2023 en la línea de mira de una convergencia de desafíos nunca vistos en nuestras vidas», advirtió Guterres, en un discurso particularmente sombrío para presentar sus objetivos para 2023.
En lo alto de la lista, está la guerra de Ucrania. «Las perspectivas de paz no cesan de reducirse. Los riesgos de una escalada y una carnicería más no cesan de aumentar», destacó.
«Temo que el mundo esté avanzando dormido como un sonámbulo hacia una guerra más amplia y temo que lo esté haciendo con los ojos muy abiertos», dijo Guterres que recordó también el conflicto israelo-palestino, pasando por la situación en Afganistán, Birmania, el Sahel o Haití.
«Si todos los países cumplieran las obligaciones que emanan de la Carta (de Naciones Unidas), el derecho a la paz estaría garantizado», insistió.
En cuanto al cambio climático, una de sus grandes preocupaciones, dijo que reloj está al borde de «la catástrofe mundial total», antes de instar a «despertarnos y ponernos a trabajar», porque «el precio de la inacción excede con creces el precio de la acción».
De manera más amplia, denunció la ausencia de «visión estratégica» y «el sesgo» cortoplazista de los responsables políticos y económicos, que no solo es «profundamente irresponsable, sino que es inmoral».
Al subrayar la necesidad de pensar en las generaciones futuras, el secretario general recordó su llamado a una «transformación radical» de la arquitectura financiera mundial.
«Hay algo fundamentalmente perverso en nuestro sistema económico y financiero», insistió, resaltando la responsabilidad en el aumento de la pobreza y el hambre, la brecha entre ricos y pobres o el peso de la deuda de los países en desarrollo.
«Sin reformas fundamentales, los países y los individuos más ricos van a seguir acumulando riquezas y dejando solo migajas a las comunidades y a los países del Sur».
Con el riesgo que se borre en estos países un desarrollo dificultosamente adquirido.
En septiembre pasado, el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (UNDP), estimó que el mundo había retrocedido cinco años en términos de desarrollo humano (salud, educación, nivel de vida).
«Los objetivos de desarrollo (ODD) están desapareciendo en el retrovisor», lamentó Guterres, en referencia a los 17 objetivos fijados en 2015 para eliminar la pobreza, garantizar la seguridad alimentaria para todos o el acceso a energías limpias asequibles para 2030.