Qué mejor manera de ahorrar energía que instalar luces inteligentes, ¿Verdad? Eso fue lo que debieron pensar los responsables de la Escuela Regional Minnechaug en Hampden-Wilbraham, Massachusetts. El centro cambio su iluminación por 7.000 luces inteligentes. Lleva desde mediados de 2021 sin poder apagarlas.
No es una forma de hablar. Las 7.000 luces de la escuela llevan encendidas noche y día desde agosto de 2021. “Somos muy conscientes de que esto está costando a los contribuyentes una cantidad muy significativa de dinero”, explica a NBC News Aaron Osborne, superintendente asistente de finanzas en la escuela. Efectivamente, la factura de la luz de la escuela lleva más de 17 meses disparada y es algo que no paga el colegio sino la administración pública. “Estamos haciendo todo lo posible por solucionar el problema”, añade Osborne.
¿Cómo demonios es posible que nadie en año y medio haya logrado encontrar el interruptor de las luces? La respuesta es que… no hay interruptor. Cuando el centro instaló el nuevo alumbrado eligió uno tan inteligente que no tiene interruptores físicos en las paredes. Todo el sistema está controlado mediante software centralizado en un único servidor. En agosto de 2021, un fallo desconocido de ese software hizo que las luces dejaran de apagarse cuando les correspondía.
La solución obvia es llamar a la empresa que instaló el alumbrado. El problema es que esa empresa, una compañía llamada 5th Light cerró y cambió de manos varias veces en la última década y nadie en la compañía actual, que se llama Reflex Lighting Group, tiene la menor idea de como funciona el sistema de la escuela o siquiera de cómo acceder a él. La única manera de arreglar el sistema pasa por desconectar completamente el servidor y sustituirlo por uno nuevo. Para rematar, el sistema eléctrico también alimenta pizarras electrónicas, proyectores y todo tipo de equipamiento cuyo uso es necesario para la escuela. apagar todo del tirón supone el riesgo de que estos equipos no funcionen al restablecer la corriente.
La escuela comenzó el procedimiento para ello poco después de presentarse el problema, pero la pandemia y la reciente crisis de semiconductores complicó mucho la tarea de hacerse con el equipo adecuado, lo que provocó que las reparaciones se alargaran meses y meses.
A día de hoy, las luces siguen encendidas día y noche. El colegio ha desconectado los fusibles de los sistemas que no son necesarios y los profesores han recibido instrucciones de desenroscar las bombillas de las aulas para tratar de paliar el problema en la medida de lo posible, pero muchos de los puntos de luz son LED instalados de una manera que no hace posible acceder a ellos.
Paul Mustone, presidente de Reflex Lighting Group, asegura que el problema se arreglará definitivamente el mes que viene mediante la instalación de un nuevo sistema dotado de interruptores que permitan apagarlo manualmente en caso de que algo falle otra vez.