La escasez de algunos productos básicos, así como el aumento de precio de los combustibles y alimentos en provincias del sur andino, epicentro de las manifestaciones por la renuncia de la presidenta, Dina Boluarte, empiezan a asomar cuando sigue sin atisbo de solución a la crisis en Perú.
Las movilizaciones han dejado hasta el momento 46 muertos, entre ellos un policía, tras seis semanas de crisis política y social marcadas por bloqueos de carreteras y protestas en distintas partes del país.
Este miércoles se espera una nueva jornada de protestas, luego de que el martes Lima fuera escenario de una batalla campal entre policías y manifestantes, la más violenta desde el inicio de esta crisis en diciembre, mientras la escasez de gas licuado de petróleo (GLP), principal combustible para vehículos y uso doméstico en Perú, se hacía sentir en Cusco, Arequipa, Tacna y Puno.
Todas son regiones del sur de Perú que alegan en sus manifestaciones ser las más pobres, olvidadas y discriminadas por sus poblaciones de mayoría indígena.
«Ya me informaron que el GLP se acabó en Arequipa», dijo Alexander Cornejo, representante de los taxista, en declaraciones a la radio RPP, refiriéndose a la situación en la segunda ciudad del país, donde trabajan unos 7.000 taxistas.
En la región amazónica de Madre de Dios, fronteriza con Brasil y Bolivia, se registra un desabastecimientos de alimentos y combustibles por los bloqueos en la carretera Interoceánica que conecta la costa sur de Perú con ciudades brasileñas como Río Branco y Cuiabá.
«Advertimos que continúan las colas en grifos a la espera de venta de gasolina. A esta hora, continúa bloqueada la carretera Interoceánica Sur en diferentes tramos, situación que impide el arribo de camiones cisterna con combustible y gas», indicó la Defensoría del Pueblo en Twitter.
El gobernador de Madre de Dios, Luis Otsuka, manifestó que si las vías siguen bloqueadas empezarán a buscar alimentos y combustibles de Bolivia y Brasil.
«Deben sacar un decreto de urgencia que permita la importación de estos productos», dijo Otsuka ante la prensa.
El gobierno de Boluarte, quien asumió el cargo de presidenta el 7 de diciembre tras la destitución de Pedro Castillo, tuvo una nueva baja el miércoles con la renuncia de la ministra de Producción, Sandra Belaunde.
Por la escasez, los comerciantes de mercados de las ciudades de Juliaca y Puno, a más de 1.350 km al sur de Lima, y escenario de las protestas más violentas que se saldaron con 21 muertos a principios de enero, triplicaron los precios de artículos como la papa y el tomate.
«Se han incrementos los precios de la verduras, las frutas. Todo ha subido, me parece que deberían pasar los vehículos que nos abastecen», dijo a la AFP Jacqueline Flores, habitante de la ciudad de Puno.
«Los cierres de mercados nos afectan de alguna manera, pero me parece bien que se estén manifestando para que la señora Boluarte salga», agregó.
Perú tuvo una inflación anual de 8,46% en 2022, la más alta en 26 años.
Según las autoridades del Transporte, este miércoles había 85 piquetes que bloqueaban el paso en carreteras en nueve de las 25 regiones peruanas.
Los alimentos no llegan a su destino porque cientos de camiones se encuentran varados en las carreteras de las regiones de Ica y Puno.
El ministerio de Economía informó que las protestas en las diferentes regiones generan pérdidas por 2.150 millones de soles (unos 535 millones de dólares).