Las bacterias llamadas Streptococcus del grupo A (estreptococos del grupo A) pueden causar varios tipos diferentes de infección. La faringitis, la escarlatina, el impétigo en la piel, entre otras, pueden estar provocadas por esas bacterias. Durante 2022, en Francia, Irlanda, los Países Bajos, Suecia y el Reino Unido se registró un aumento de los casos de enfermedad invasiva por estreptococo del grupo A y escarlatina, que afecta sobre todo a niños menores de 10 años. El aumento ha sido especialmente marcado durante el segundo semestre del año.
Hasta ahora, los investigadores habían tenido dificultades para producir una vacuna eficaz contra el estreptococo A. Los intentos no habían logrado prevenir la infección, que puede ser mortal en algunas personas. Pero la investigación científica en Suecia avanza hacia el desarrollo de una vacuna. Esa herramienta de salud pública está en el horizonte después de que los científicos descubrieran un anticuerpo crucial contra la bacteria en un paciente recuperado.
Contar con una vacuna sería fundamental para la salud infantil. Se calcula que cada año se producen en todo el mundo 288,6 millones de episodios de faringitis estreptocócica por estreptococo A en niños de 5 a 14 años.
Científicos de la Universidad de Lund, en Suecia, estudiaron la sangre de pacientes que se habían recuperado de una infección grave para detectar si su sistema inmunitario tenía algo especial. En uno de ellos encontraron un anticuerpo particular que podría ser la clave para producir una vacuna.
Los anticuerpos se parecen a una Y mayúscula y normalmente se agarran a un invasor utilizando sólo un brazo, actuando como una bandera que indica al resto del sistema inmunitario que entre en acción. Sin embargo, el anticuerpo del paciente recuperado se agarró con ambos brazos. Esa diferencia, según los científicos, es vital para generar una respuesta inmunitaria potente. Cuando sólo se enganchaba un brazo, el paso A era capaz de montar contramedidas eficaces, impidiendo que las células inmunitarias eliminaran la infección.
De acuerdo con el doctor Wael Bahnan, autor del estudio e inmunólogo de la Universidad de Lund, los resultados de la investigación “abre posibilidades donde los intentos anteriores de vacuna habían fracasado, y significa que el anticuerpo que utilizamos tiene el potencial de proteger contra la infección”.
El equipo aisló el anticuerpo y lo probó en animales, descubriendo que era capaz de desencadenar una fuerte respuesta inmunitaria contra la infección por estreptococo A.
Los investigadores creen que los anteriores intentos de vacuna fracasaron porque se basaban en la unión de un solo brazo. Ahora han solicitado una patente y esperan poder crear una vacuna.
Pontus Nordenfelt, autor del estudio y profesor asociado de Lund, también comentó: “Lo que hemos visto —y es una información vital— es que los dos brazos Y pueden reconocer y engancharse a dos lugares distintos de la misma proteína diana”.
Si la vacuna resultara segura y eficaz tras ser evaluada en ensayos clínicos, sus beneficios serían muchos. Porque en la actualidad, las infecciones solo pueden tratarse con antibióticos, pero hay una escasez continua, con alrededor de seis veces más recetas emitidas de lo normal en el otoño y el invierno. También se teme que el estreptococo A se vuelva resistente al tratamiento, lo que lleva a los científicos a buscar otra solución.
Anteriormente, los médicos habían utilizado con cierto éxito el plasma sanguíneo de pacientes recuperados para tratar infecciones graves. Por eso los expertos sabían que algunas personas fabrican potentes anticuerpos contra la infección. Los resultados de la investigación en Suecia se publicaron en EMBO Molecular medicine.
Los estreptococos del grupo A son un grupo de bacterias grampositivas que pueden ser portadoras en la garganta o la piel humanas. Son responsables de más de 500.000 muertes anuales en todo el mundo, según la OMS.
El contagio se produce por contacto estrecho con una persona infectada y puede transmitirse a través de la tos, los estornudos o el contacto con una herida. Para prevenir la transmisión hay que lavarse las manos frecuentemente con agua y jabón, limpiar y ventilar todos los ambientes a diario, mantenerse reposo si hay síntomas y no asistir al trabajo o a la escuela mientras duran los síntomas. Tampoco hay que automedicarse.
Aunque aún no hay una vacuna disponible contra los estreptococos del grupo A es importante tener las vacunas del calendario al día para evitar otras enfermedades que favorecen la invasión por esta bacteria.