Los Lakers han sumado una nueva derrota esta madrugada. El conjunto angelino ha caído por 112-98 en Miami a pesar de la gran actuación de LeBron James, que con 27 puntos, 9 rebotes y 6 asistencias ha vuelto a liderar al equipo pero no ha podido convertir su rendimiento en una victoria. De esta manera, los de Darvin Ham continúan alejándose de los puestos que les permitirían disputar la postemporada, un tema del que el alero ha hablado con sinceridad en rueda de prensa.
«Soy un ganador y quiero ganar» afirmó. «Quiero darme la oportunidad de ganar y pelear por un anillo. Esa ha sido siempre mi pasión desde que entré a esta liga siendo un niño de 18 años recién salido de Akron. Sé que llegar a ese escalón cuesta mucho, pero una vez que has estado ahí y sabes lo que es, estar a este nivel para jugar por jugar es algo que no está en mi ADN. Veremos lo que pasa y veremos cómo de fresca se mantiene mi mente en los próximos años».
James quiso dejar claro también que se siente en condiciones de seguir compitiendo a pesar de que cumplirá mañana 38 años: «Es solo un número. Sé que mientras mentalmente me encuentre listo, puedo seguir jugando a este nivel. Pero eso depende de mi cabeza. Mi cuerpo va a estar bien, porque si estoy mentalmente preparado voy a encargarme de cuidar mi cuerpo y hacer todo el trabajo que sea necesario para ello».
Cabe recordar en vista de estas declaraciones que LeBron James no puede ser traspasado hasta que acabe la temporada, y es un matiz necesario porque lo cierto es que estas palabras prácticamente suenan a que prácticamente se rinde con este proyecto. No está claro cuánto hay de calentón en ellas, pero lo cierto es que en cuestión de semanas hemos pasado de lanzar indirectas a Pelinka para que mejorase el equipo a unas palabras que suenan derrotistas. Y viendo lo ocurrido sobre la pista, no es difícil entender por qué.