Hace un año conocimos al primer cohete suborbital español, el MIURA 1, un bicho de 12,5 metros de alto y más de 2,5 toneladas de masa con el sello de PLD Space, la empresa que nació con la vocación de crear el primer lanzados espacial español… y lo logró.
Ahora ya están en plena cuenta atrás para su primer vuelo, tras superar con éxito las pruebas previas, que tendrá lugar en el Centro de El Arenosillo, en Huelva, a principios de 2023. El camino para llegar hasta aquí no fue sencillo. Por localización, y también por plazos.
«Lo más complicado ha sido generar credibilidad»
«Recuerdo los inicios con cariño, pero también con mucha dificultad», cuenta su CEO y fundador, Raúl Torres. «Fundar PLD Space no tuvo dificultad, eso fue sencillo. Lo difícil ha sido encontrar inversión, generar credibilidad, comenzar a implantar el desarrollo, construir la infraestructura… Pero sobre todo, lo más complicado ha sido generar credibilidad». Raúl fundó PLD Space junto a Raúl Verdú y José Enrique Martínez en Elche. Eso fue en el año 2011.
En la industria espacial para empresas como PLD Space hay un antes y un después en 2018. Aquel año fue en el que SpaceX completó su primer vuelo con el Falcon Heavy poniendo a orbitar un Tesla Roadster, maniquí incluido. Dos de los tres cohetes Falcon 9 aterrizaron correctamente para ser reutilizados en el futuro, y un tercero acabó impactando contra el mar a casi 500 kilómetros por hora. Un éxito casi perfecto.
Ese instante fue un punto de inflexión para toda esa industria. «Las que aparecieron después lo han tenido más fácil porque ya hay un track record, hay empresas que han generado precedentes. Cuando nosotros montamos esto en 2011 no había ni ejemplos ni un mercado. Solo partimos de una predicción en base a un análisis de mercado, a nuestra opinión de lo que iba a ocurrir. Pero eran castillos en el aire», explica Raúl.
Quizás por eso cuando preguntamos a Raúl por los momentos más satisfactorios del recorrido de la empresa, responde al instante por el de su primera ronda de financiación, un millón de euros en la primavera de 2013. «Ahí vimos que alguien confiaba en el proyecto de la misma forma que nosotros. Ahí empezamos a tener el soporte de alguien. Durante los dos primeros años tuvimos que hacerlo solos».
Con ese primer millón logrado pudieron seguir llevando a cabo sus desarrollos para el MIURA 1. Eso incluyó un contrato inicial con el Gobierno de España a través del CDTI (Centro para el Desarrollo Tecnológico Industrial). Más tarde fue la responsable de probar los motores de propulsión líquida para el DLR (Centro Aeroespacial Alemán) desde sus instalaciones en Teruel.
No obstante, el siguiente gran salto ocurrió en octubre de 2016, cuando lograron su primer contrato con la ESA (Agencia Espacial Europea). Su primer gran contrato fuera de la inversión privada. Otro punto de inflexión. «Visto desde fuera, se nos había dado una oportunidad. Hasta ese momento, la ESA tampoco había trabajado con empresas nuevas que quisiesen un lanzador. Fue una señal de cierto cambio. Un precedente importante», recuerda Raúl.
Un par de años más tarde, la propia ESA escogió a PLD Space junto a otras cuatro empresas para realizar un estudio de viabilidad sobre un microlanzador viable desde el punto de vista de negocio. Y a finales de 2021, con el MIURA 1 recién presentado, anunciaron otra ronda de inversión de unos 100 millones de euros. El objetivo, financiar el MIURA 5.
Por su parte, el MIURA 5 estará volando a finales de 2024 o principios de 2025 según las estimaciones de la empresa. La idea es que sea mucho más grande, de algo más de 30 metros de longitud, y por tanto con mayor capacidad de almacenaje, para reposicionar a la empresa respecto a sus competidores.
Objetivo: 500 empleados para 2027
De cara al desarrollo de ese cohete, usarán las lecciones aprendidas con el primero. «MIURA 1 nos ha servido para aprender a desarrollar un lanzador desde cero, y a gestionar todas las infraestructuras. Estará él solo volando, nosotros solo tendremos que hacer el seguimiento de que todo estará yendo bien. Hemos tenido que aprender todo eso desde cero. Cómo se fabrica, cómo se lanza. Lo han hecho muy pocas empresas y países en el mundo».
Y aprovecha para dejar un recado. «En Europa es más difícil conseguir dinero para construir un cohete que construir el cohete. En Estados Unidos es distinto, es cultural, en Europa se corren pocos riesgos. Hacer la ingeniería es cuestión de dinero, no es mucho más difícil que hacer cualquier otro vehículo a partir de cierta envergadura. El problema es el dinero».
Además del dinero, PLD Space, como el resto de su sector, ha tenido que enfrentarse a otros problemas por el camino. Especialmente desde 2020, que empezó con un confinamiento que trajo incertidumbre financiera y lo remató con una crisis de suministros y de logística. Luego llegó la inflación. «Hemos tenido el cuchillo en el cuello varias veces, pero hemos sabido gestionar ese riesgo. Eso no significa que vayamos a aguantar seguro la próxima vez, pero es difícil gestionar una empresa con incertidumbre internacional. De todas formas, nadie está exento de que algo pueda suceder. Mira lo que le pasó a Nokia».
Algunas de las empresas que compiten con PLD Space son RFA o ISAR, contra las cuales Raúl se considera en desventaja. «En cuanto a apoyo gubernamental, estamos en desventaja. Han recibido un soporte institucional que nosotros todavía no. Eso sí, somos mejores que ellos. Se fundaron siete años después que nosotros y no han probado ningún cohete, nosotros sí. Tenemos esos años de experiencia extra respecto a ellos».
Así y todo, valora la competencia. «Cuantos más haya, mejor. El mercado se dinamiza cuando hay varios actores, no cuando es un monopolio como hasta ahora. Hay varios, pero no creo que todos acaben llegando al mercado. Con que lleguemos dos, será suficiente para empezar a generar esa competencia».
PLD Space tiene casi 120 empleados en estos momentos, pero a partir de ahora es cuando Raúl considera que debería crecer de forma explosiva: estima en entre trescientos y quinientos empleados la cifra objetivo para dentro de un lustro, 2027. Y facturando «no menos de 150 o 200 millones de euros al año», ya con lo que venga después del MIURA 5. Veremos entonces.