“Abrígate que hace frío”. Esa frase, que probablemente muchos habrán escuchado alguna vez, escondía una gran incógnita para la ciencia. Siempre dábamos por supuesto que “coger frío” o estar poco abrigado era un paso previo a un resfriado, sin embargo, hasta ahora no se sabía científicamente la razón que llevaba a ello.
Ahora, una nueva investigación finalmente ha identificado el cambio fisiológico que explica por qué somos mucho más propensos a ciertas infecciones respiratorias cuando hace mal tiempo. Tal y como explica el investigador Benjamin Bleier, director de Investigación Traslacional de Otorrinolaringología en Mass Eye and Ear y autor principal del estudio:
Convencionalmente, se pensaba que la temporada de resfriados y gripe ocurría en los meses más fríos porque las personas estaban atrapadas más en el interior donde los virus en el aire podrían propagarse más fácilmente. Sin embargo, nuestro estudio apunta a una causa biológica de la variación estacional en las infecciones virales de las vías respiratorias superiores que vemos cada año, demostrada más recientemente durante la pandemia de COVID-19.
El problema está en la nariz, donde se encuentra la primera línea de defensa de nuestro cuerpo contra los patógenos invasores. Cuando funciona correctamente, la detección de un patógeno es el equivalente a patear un avispero en los mecanismos de defensa de la nariz, ya que se liberan enjambres de vesículas extracelulares (EV) para capturar y atacar a los invasores.
El estudio detalla que no puedes resfriarte por el propio resfriado, pero sí dificulta la respuesta inmune de la nariz a los virus y bacterias en el aire, desde el resfriado hasta la gripe y el COVID-19. De hecho, el estudio demostró que reducir la temperatura dentro de la nariz en tan solo 5 grados Celsius mata casi el 50 % de los miles de millones de células que combaten virus y bacterias en las fosas nasales.
La nueva investigación encontró que los participantes sanos expuestos a temperaturas de 4,4 °C durante 15 minutos vieron una caída de 5 °C en la temperatura dentro de la nariz. Cuando utilizaron esa caída de temperatura para modelar experimentalmente la respuesta del tejido nasal a los patógenos, descubrieron que la respuesta inmune que liberaba los enjambres de vesículas extracelulares se veían obstaculizados. La cantidad de estos secretados para defenderse contra un patógeno detectado se redujo en casi un 42 por ciento, y los que se liberaron tenían proteínas antivirales dañadas. Para Bleier:
El aire frío se asocia con un aumento de la infección viral porque esencialmente has perdido la mitad de tu inmunidad solo por esa pequeña caída en la temperatura.
Siendo así, qué medida sería la más efectiva para luchar contr un resfriado. Los investigadores lo tienen claro: la mascarilla. “Las máscaras no solo lo protegen de la inhalación directa de virus, sino que también es como usar un suéter en la nariz”, zanja Bleier.