Los tractores autónomos ya son una realidad. Aunque no lo parezca, es una buena noticia para los agricultores

La pregunta de cuándo se instaurarán los coches sin conductor como tendencia en el mundo es difícil de contestar aún. Sin embargo, su contraparte rural, el tractor robot autónomo ya está aquí para quedarse. Varios fabricantes están creando un camino para que el futuro de la agricultura sea «inteligente» y automatizado. Y ya diseñan trasplantadoras de arroz inteligentes y sin conductor que fertilizan al mismo tiempo que miden la profundidad del suelo y envían información a los dispensadores.

Es una buena noticia para el mundo rural. Recordemos que el declive demográfico, junto con el éxodo a las ciudades, ha hecho que la cifra de agricultores haya caído un 22% entre 2005 y 2015. No sólo eso, también es un sector totalmente envejecido: la edad media de los trabajadores del campo ronda los 67 años. Además, según el Ministerio de Agricultura, el 81% de los accidentes relacionados con máquinas agrícolas en 2016 involucra a agricultores mayores de 65 años.

El país nipón posee el Instituto de Investigación Agrícola de Ensueño de Iseki and Co, un espacio lleno de cosechadoras inteligentes, revestidas con sensores y cámaras que parecen sacadas de una película de ciencia ficción. Pero, de entre todas ellas, hay una que merece una mención aparte: el Robot Tractor TJV655. Este puede trabajar las 24 horas del día, aumentando enormemente la eficiencia agrícola. Es capaz de detectar cualquier obstrucción en el campo y detenerse automáticamente cuando es necesario. Puede dar vueltas en U usando tecnología GPS para determinar su ubicación y se puede utilizar para labrar el suelo y aplicar la cantidad óptima de fertilizantes y pesticidas.

Caro pero necesario. Si bien uno de los puntos débiles del tractor es su alto precio (110.000€), es posible que al final sea el último recurso para tantos agricultores mayores que no les queda otra opción. A principios de siglo, un agricultor trabajaba una media de 18,9 hectáreas de tierra. Hoy ese número ha aumentado a 30,1. Y parece que la tendencia del aumento del tamaño de las granjas continuará mientras siga disminuyendo la población rural. Es decir, no hay suficientes tractoristas. Y el objetivo último es que un agricultor de 80 años pueda enviar su flota de tractores sin conductor para cosechar sus cultivos desde el sofá de su casa.

Otras dos empresas japonesas, Kubota Corporation y Yanmar, también han desarrollado vehículos similares. Pero China no se queda atrás, el líder de la movilidad autónoma ha anunciado recientemente un plan de siete años para desarrollar maquinaria totalmente automatizada capaz de plantar, fertilizar y cosechar. Y la americana Monarch Tractor se ha asociado con Motivo para desarrollar también un tractor totalmente eléctrico y autónomo.

Sin duda, el sector agrícola verá una transformación gigantesca en los próximos años. Y las inteligencias artificiales y otras tecnologías tendrán un papel importante en ese proceso. Para que os hagáis una idea: en 2020, el mercado mundial de robótica agrícola tenía un valor de 4.900 millones. Se espera que crezca a 11.000 millones en 2026, según Markets and Markets.

John Deere no se quiere quedar atrás. El gigante de los tractores es el más conocido del sector. Y hace años que desarrolla su tractor 8R autónomo que puede plantar cultivos y arar campos con una mínima intervención humana. Está equipado con seis pares de cámaras que capturan una vista de 360 ​​grados para la detección de obstáculos, capacidades de intercambio de datos en tiempo real, inteligencia artificial y aprendizaje automático, y funciones de monitoreo remoto. El tractor hace uso de algoritmos de redes neuronales para analizar los datos capturados por sus cámaras y estos datos se utilizan para mejorar el rendimiento.

Todo lo que el agricultor debe hacer es simplemente mirar la aplicación de su móvil, que controla todo el proceso, desde encender el motor del tractor hasta decidir y trazar qué parte del campo arar. Y cada ocho horas, regresan para darle combustible y moverlo de un campo a otro.

A pesar de todos los beneficios que pueden ofrecer estas máquinas, también hay varios inconvenientes a tener en cuenta. Uno de ellos es la responsabilidad legal. Como los tractores autónomos trabajarán en áreas públicas, existe la posibilidad de que una máquina averiada salga de la granja y cause daños o, lo que es peor, hiera a animales o personas. En tales casos, ¿quién sería responsable? Las medidas de seguridad adicionales, como un conductor humano, barreras y señalización puede implicar también costes adicionales.

Por otro lado, la inteligencia artificial también podría hacer que los agricultores tengan menos control sobre sus actividades y se vuelvan cada vez más dependientes de los proveedores de equipos.

Para 2050 la población mundial habrá alcanzado los 10.000 millones de personas. Eso son 10.000 bocas que tendrán que comer. Estas tecnologías no solo ayudarán a los agricultores a resolver el problema de la escasez de alimentos, sino que también pueden desempeñar un papel importante en la escasez de mano de obra. Y aunque el auge de la automatización sea recibido con dudas por el temor a que los robots se hagan con nuestros trabajos, las zonas agrícolas ven cada vez más jóvenes que migran a las ciudades y la cantidad de trabajadores del campo está disminuyendo, lo que deja pocas opciones sobre la mesa.