El volcán activo más grande del mundo ha entrado en erupción por primera vez desde 1984. Ubicado en la Isla Grande del archipiélago de Hawái, el volcán Mauna Loa alcanza los 4 kilómetros de altitud sobre el nivel del mar, y tiene una altura total de 17 kilómetros si contamos la parte sumergida en el Pacífico.
El volcán comenzó a arrojar cenizas y piroclastos desde su cumbre el domingo por la noche. Las autoridades locales llevaban advirtiendo a la población de una inminente erupción desde octubre, y este lunes la Agencia de Defensa Civil ha pedido a los ciudadanos que se preparen ante la posibilidad de que la lava fluya hacia sus comunidades.
En las primeras horas de erupción, el magma que emergió a la superficie quedó contenido en la caldera del volcán, pero en las últimas horas han empezado a brotar flujos de lava en zonas de ruptura de la ladera noreste. Estos flujos se están moviendo cuesta abajo hacia el norte de la isla, según el Servicio Geológico de Estados Unidos.
Por ahora no hay órdenes de evacuación. “No es momento de alarmarse”, dijo el alcalde de Isla Grande, Mitch Roth. A pesar de esas palabras tranquilizadoras, Defensa Civil ha abierto refugios en Kailua-Kona y Pahala para albergar a las personas que han decidido autoevaluar a lo largo de la costa.
Se sabía desde el año pasado que al Mauna Loa le faltaba poco para erupcionar. El volcán ha estado acumulando magma en un nuevo punto desde 2014, y el estrés topográfico en esa zona (la presión de la cámara) había convertido al volcán en una botella de soda a punto de estallar.
El Mauna Loa no solo es el volcán activo más grande del mundo, también es muy activo. La primera erupción documentada se remonta a 1843. Desde entonces ha entrado en erupción 33 veces, y hasta en ocho ocasiones la lava ha alcanzado la costa. La erupción de 1984 comenzó repentinamente después de tres años de aumento de la actividad sísmica bajo el volcán. La erupción de 1950 tiene el récord de velocidad: los flujos de lava cruzaron la carretera principal de la costa oeste de Hawái en apenas tres horas, llegando al mar a 9,6 km/h.